El crimen de los 'tarros lecheros' vuelve a juicio
Es uno de los casos más impactantes de la historia policial porteña. Ocurrió en 1963, en el cerro Barón, y ahora será recreado por el Poder Judicial para el Día del Patrimonio.
Juan Riquelme y - Marcela Küpfer
"Un doble homicidio ha conmovido a la opinión pública, tanto por la juventud de las víctimas y del hechor, como por las circunstancias que rodearon su descubrimiento". Así iniciaba La Estrella la crónica del "crimen de los tarros lecheros", uno de los casos policiales más impactantes y escabrosos que registra la historia porteña y que incluso motivó la conformación de la Brigada de Homicidios de la Poli de Investigaciones en Valparaíso.
El caso -en el que un hombre mató a su pareja y a su pequeño hijo y almacenó sus cuerpos en los tarros metálicos que antiguamente se utilizaban para envasar leche- será recreado ahora en el marco del Día del Patrimonio, oportunidad en que el Poder Judicial realizará un juicio ficticio inspirado en este alevoso crimen, según las normas de los juicios penales orales de la actualidad.
El doble homicidio quedó al descubierto el 15 de marzo de 1963, cuando un vecino de Playa Ancha se acercó hasta la Policía de Investigaciones para revelar un espantoso hallazgo. Días atrás, un conocido le había dejado encargado un tarro lechero, pero nunca volvió a buscarlo. El persistente hedor que emanaba del tarro motivó al porteño, quien ya sospechaba lo peor, a acudir a la policía.
El hallazgo al interior del tarro fue macabro: allí estaban el cadáver de un niño pequeño y la parte superior del cuerpo de una mujer. Siguiendo los datos proporcionados por el denunciante, los detectives llegaron hasta la casa de Arancibia, ubicada en la calle Chaigneaux del cerro Barón, donde encontraron otro tarro lechero, que contenía la parte interior del cadáver de sexo femenino.
El hechor fue detenido en Limache y trasladado a la Prefectura de Valparaíso, donde "los detectives debieron luchar con una multitud que pretendía hacerse justicia por su propia mano".
La descripción de la prensa da cuenta de la personalidad del criminal: "Con parsimonia, tranquilidad y cinismo, dio diferentes versiones como móvil del terrible hecho. Entre ellas, dificultades económicas, celos o incompatibilidad de caracteres. En ningún momento dio muestras de sentirse arrepentido y sólo se limitó a agregar que pensaba ocultar los tarros para iniciar una nueva vida", describía La Estrella.
"dos ataúdes"
El crimen de los tarros lecheros estremeció a la comunidad porteña. Las víctimas eran Aurora del Tránsito Schiapaccasse, de 22 años, pareja del femicida, y su hijo Percy, de apenas un año y cuatro meses. Según las declaraciones que entregó el criminal a la policía de la época, el móvil habría sido su mala situación económica. Pretendía viajar a Illapel para trabajar como profesor en una escuela e iniciar una nueva vida. "No tenía dinero para alimentar a Aurora y a su hijo Percy, porque ella no quería trabajar ni tampoco quería abandonarlo", dijo con extrema frialdad a la policía, a la que confesó que había planificado el crimen durante un mes.
Dos semanas después del doble homicidio, se realizó la reconstitución, en una jornada marcada por la ira espontánea de la comunidad. En el lugar del crimen, Arancibia confesó "con desenvoltura y sin nerviosismo" cómo había estrangulado primero a su pareja y luego al pequeño hijo de ésta, quienes estaban durmiendo en la cama. Luego ató un lazo de alambre galvanizado alrededor de sus víctimas, para asegurarse de que estuviesen muertas. "Después se lavó las manos y fumó un cigarrillo Particular…", prosigue el relato.
Los tarros los tenía preparados de antemano, pero al comprobar que el cuerpo de la mujer no cabía, procedió a seccionarlo con una sierra.
En su declaración agregó escalofriantes confesiones. Cuando el juez le preguntó si la mujer se había percatado de la presencia de los tarros lecheros, Arancibia respondió: "Sí, cuando me vio llegar con ellos me preguntó su procedencia y su destino, y yo le contesté, riéndome, que éstos eran dos ataúdes"…
A la justicia
En 2017, los funcionarios del Poder Judicial de la Región de Valparaíso apostaron por recrear en el Día del Patrimonio el juicio de Emile Dubois. Esa recreación histórica se cargó de parabienes, y por lo mismo el grupo quiso repetir la experiencia.
Esta vez, y luego de mucho debatir, la elección fue recrear el caso de los tarros lecheros. Eso sí, el episodio, a diferencia del caso Dubois, tiene a algunos de sus protagonistas vivos, y por ello es que, para efectos de la recreación, cambiarán los nombres de los participantes.
La magistrado Paula Millón contó que la recreación ha significado un arduo trabajo de recopilación de antecedentes. "Fue un esfuerzo conjunto, gracias a la cooperación de la Policía de Investigaciones, porque gracias a este caso se fundó la Brigada de Homicidios, y con ellos tuvimos acceso a la carpeta investigativa", señaló la jueza.
Millón consignó que, pese a que los 10 participantes -muchos de ellos jueces de garantía y juzgados civiles- trabajan en distintos lugares de la región- se han juntado en un par de oportunidades a ensayar.
Carmen Gloria Vargas, jueza del 4° Juzgado Civil de Valparaíso, destacó que la recreación es también una instancia para estrechar lazos: "Es importante porque también permite transmitir la forma en que trabajamos. Esta instancia nos permite mostrar cómo trabajamos, las dificultades que enfrentamos", dijo.
La magistrado Paula Millón destacó que la recreación plantea penas actuales al hecho, así como la forma en que se lleva la investigación. En ese entonces, por ejemplo, no existían la Fiscalía, la Defensoría, ni el Juicio Oral. Tampoco el femicidio.
"Es duro dar cuenta que en ese tiempo el homicidio de una conviviente en esos términos, era un homicidio de cualquier persona, era el homicidio de un vecino, de una persona que no conocía. Por eso quisimos dar el realce que corresponde con la pena que corresponde, si se trata de un delito de femicidio", señala.
Carmen Gloria Vargas -que será la fiscal del caso- añade que este año se incluirá a un funcionario de la PDI. "Él será el testigo de la Fiscalía, y nos permite incluir a otras instituciones en esta recreación", dijo. Felipe Contreras encarna al protagonista. Secretario del Juzgado de Letras de Limache, ya en 2017 también había cargado con el rol más importante: el de Emile Dubois. "Es entretenido porque hay que estudiar el papel, la historia de cómo ocurrió, el personaje", señaló.