"Controlar la limpieza en los océanos y sensibilizar sobre los desechos plásticos". Así lo resume Virginie Caron, jefa de proyectos de la Fundación Race for Water -creada por el empresario suizo Marco Simeoni en 2010-, acerca de aquella expedición científica que se aboca a crear conciencia sobre un mensaje vital: el cuidado del agua y los océanos. En el fondo, descubrir la presencia de partículas y micropartículas de plástico dispersas en todos los océanos del orbe.
En un mar donde flotan y se sumergen a diario -también en las arenas- desechos de pajillas, bolsas de plásticos, latas y cuanto elemento contaminante depreda a la fauna, este coloso de propulsión híbrida solar-hidrógeno-cometa, recorre el mundo también para ofrecer soluciones tecnológicas adaptadas.
La embarcación, que arribará a Valparaíso este domingo -no hoy como estaba anunciado, debido a las malas condiciones de navegación de acuerdo a Caron, jefa de proyectos- proveniente de Lima (Callao), permanecerá una semana en la Ciudad Puerto para además brindar charlas, talleres y actividades. Entre esas, junto a la Armada de Chile, la embajada suiza (país de donde es oriundo Race for Water), la Universidad Técnica Federico Santa María, entre otros a la agenda nutrida.
Odisea marina
Sus atributos seducen a la vista: es el primer barco con independencia energética 365 días al año gracias al uso de la energía solar y al hidrógeno como forma de propulsión.
"Chile es el país donde tenemos las escalas más importantes", afirma Caron. De hecho, una vez finalizada la visita a la zona, zarpará la expedición científica rumbo a Talcahuano en donde permanecerá cerca de un mes para luego "navegar además rumbo a Juan Fernández e Isla de Pascua", añade la jefa de proyectos de Race for Water, Virginiea Caron.
Esta se trata de la segunda expedición mundial científica y medioambiental que partió en 2017 y concluirá el 2021. A su vez, la fundación se centra en los aspectos centrales de sus misiones: la participación en numerosos estudios científicos, con campañas de sensibilización y la promoción de soluciones tecnológicas sostenibles para dar valor a los residuos plásticos y evitar que lleguen a los océanos.
Cabe destacar que la Fundación descubrió que el plástico tiene un gran potencial energético. De allí la creación de un proceso patentado como "Biogreen" que mediante diversas reacciones como la pirólisis, la torrefacción y la gasificación, ayuda a explotar el poder calorífico del plástico. Es más: por medio de un procedimiento de carbonización sin oxígeno se obtiene un gas llamado "syngas", que está compuesto por metano e hidrógeno, el mismo que se puede utilizar como combustible para motores que generen electricidad. Entre otras gracias -que son muchas- al barco,
Entre sus múltiples cualidades, hay una que no deja indiferente: el barco cuenta con 500 metros cuadrados de paneles solares. Eso, para que se haga una idea, es capaz de alimentar un procesador que utiliza el agua del mar para así generar hidrógeno. Y con ello, movilizar el motor eléctrico. Esto, nada menos, se traduce en cero emisiones de CO2.
Una Larga travesía
Esta se trata de la segunda expedición mundial científica y medioambiental que partió en 2017 y concluirá el 2021. A su vez, la fundación se centra en los aspectos centrales de sus misiones: la participación en numerosos estudios científicos, con campañas de sensibilización y la promoción de soluciones tecnológicas sostenibles para dar valor a los residuos plásticos y evitar que lleguen a los océanos.