La extraordinaria casa en el árbol del barrio de Chorrillos
Del destacado y extinto académico Carlos Böker Huber, la propiedad de calle Abtao en Chorrillos es simplemente única: tiene 11 niveles y en cada uno se distingue su huella indeleble. Su hija quiere convertirla en centro cultural.
El 8 de marzo de 2011 y a la edad de 81 años murió a causa de un infarto fulminante, el destacado académico, periodista, documentalista y dramaturgo Carlos Böker Huber, uno de los fundadores de la carrera de Periodismo de la Universidad de Playa Ancha.
Si bien su cuerpo físico partió, su espíritu rebelde, multifacético y sofisticado permanece en el recuerdo de muchos quienes lo conocieron, pero muy especialmente en un rincón del barrio de Chorrillos en Viña del Mar, que el mismo Böker convirtió no solo en su casa, sino en un espacio donde sus sueños y los sueños de quienes compartieron su vida, parecen haberse convertido en realidad.
Casa del árbol
Los vecinos la llaman la "casa del árbol" por su particular arquitectura. Tan particular que motivó en su momento varios reportajes en revistas especializadas de decoración e inspiró a muchos estudiantes de arquitectura y otras carreras.
La propiedad de 11 niveles, no llama la atención por una arquitectura ostentosa, moderna o lujosa. Lo de Böker no era lo obvio, sino precisamente lo contrario, lo sútil, lo inesperado, lo sorprendente.
Fue en 1960 y tras recorrer el mundo, que el también doctor en filosofía adquirió la vivienda ubicada a pocos metros de la Quinta Claude. Allí se instaló en una pequeña casa que con los años se fue agrandando dando vida a sueños, pero también cumpliendo con un proceso de purificación del espacio.
Fatima, hija del académico, explica este concepto de purificación.
"En 1973, después del 11 de septiembre, Carlos recibe un llamado donde le advierten que tiene que irse de ahí porque irán por él. Tomó algunas pocas cosas y se fue. La casa la tomaron los militares y la ocuparon como un centro de interrogación. Aquí hacían fiestas, venían putas (sic.). Estaba cargada de una energía muy mala y oscura. Murió gente aquí", relató.
A su retorno, Carlos Böker recuperó su casa destrozada y cargada con estas historias de odio. Entonces decidió "sanar" su casa, creando esos espacios únicos que invitan a la paz y la reflexión.
Centro cultural
A siete años de la muerte de Carlos Böker, su hija Fatima se ha autodesignado la cuidadora de este innegable patrimonio regional, el mismo que por falta de apoyo aún no ha sido reconocido oficialmente y que, penosamente, corre riesgo de perderse.
"Esta casa era su chiche. El año 1973, (mi padre) tuvo que salir de Chile y estuvo exiliado por 10 años", indica Fatima.
Recuerda una anécdota de cuando ella regresó de Europa, en 1998 y su padre la fue a buscar al aeropuerto.
"Veníamos en el auto del aeropuerto hasta Chorrillos -yo no conocía la casa- empecé a hablar y decirle que cuando uno se muere, uno se va a un lugar en el cielo donde puedes hacer una casa a tu manera. Mi padre me miraba y sonreía. Yo seguía y le decía 'voy a hacer una casa que estará en las alturas, que tendrá vista por aquí y por allá, con campanitas de viento y con agua recorriendo cada rincón. Carlos empezó a sonreír más y más. Cuando llegamos a Chorrillos, me di cuenta que mi padre ya había hecho la casa que yo le describía", compartió Fatima.
La artista sueco-chilena, que se describe igual como su padre, como una patiperra, explica que es la primera vez que se queda tanto tiempo continuo en un lugar, pero dado el estado en que encontró la casa tras la muerte de su padre hace ya 7 años, decidió quedarse y cuidarla.
"Yo no soy la dueña de casa, soy el perro guardián de la casa. Este espacio es muy grande para una sola persona. Mantenerla es costoso. El año pasado terminé de realizar algunos arreglos, pero no pude terminar porque el dinero se terminó", confidencia.
Según la hija del académico, la casa va orientando hacia donde quiere ir.
"La casa tiene vida propia, cada rincón. Por eso surge la idea de compartir este espacio, de abrirlo como un espacio para el desarrollo de la actividad artística de niños y adultos. Hemos pensado en que pueda ser la sede costa del Instituto Chileno-Sueco...porqué no... pero abrirlo a la gente", agregó Fatima.
Casa museo
La particularidad de cada rincón de la casa, la biblioteca, la habitación bizantina, las terrazas, la pequeña galería de arte bien podrían convertirla en una casa museo, para preservar el otro legado de Carlos Böker, el legado donde tal vez esté más plasmado su espíritu.
Recientemente y con la idea de difundir el objetivo de preservar este legado patrimonial, se realizó un video donde una pequeña musa danza por los rincones de la intrincada casa del árbol.
Trinidad Herrera, estudiante de segundo básico del Colegio Nuevo Milenio de Villa Alemana y alumna de tercer año en la Escuela de Danza "Contrapunto", de la directora Marjorie Aguilar, fue la seleccionada para interpretar a la pequeña musa que pulula por los rincones de la casa.
Fatima confía en poder lograr los respaldos necesarios para cumplir un sueño que asegura, siempre estuvo en la mente de su padre.
"Vender esta casa es la última opción, ¿quién podría valorarla en toda su dimensión? Seguro la echarían a bajo. No es lo que queremos y estoy segura no es lo que habría querido Carlos", aseguró Fatima.