Hospital de Peñablanca
Me encanta la tribuna que tienen, por eso me atrevo a usarla para extender el siguiente reclamo.
Soy educadora de párvulos en un jardín infantil de Peñablanca, en donde, por procedimientos institucionales, nos corresponde llevar a los niños que sufren algún accidente o síntoma de enfermedades al Hospital Juana Ross.
En varias oportunidades he sido yo quien ha acompañado a los niños, generalmente de entre 6 meses y 2 años, del nivel Sala Cuna, en el cual me desempeño, y me ha tocado ser testigo de la mala atención y la falta de profesionales que tiene dicho hospital.
He querido pensar que la situación puede ir mejorando, pero lamentablemente la cosa va de mal en peor.
Sin ir más lejos, este viernes llevamos a un pequeño de 1 año y medio, que se encontraba en malas condiciones respiratorias (hundimiento de costillas, quejidos al respirar, labios morados, etcétera). El niño fue evaluado a la media hora de haber llegado al recinto hospitalario, es decir, le tomaron la temperatura, los signos vitales y la saturación, con un instrumento que estaba malo, lo cual fue afirmado por la misma profesional que ejercía esta evaluación.
Luego de este procedimiento, correspondía que nos hicieran pasar a los box de atención, lo cual ocurrió a las dos horas después, siendo que en los informativos del Gobierno y hasta en los comerciales de televisión, lo que más sugieren es dirigirse inmediatamente al centro de salud más cercano cuando un bebé presenta estos síntomas, ya que debe ser atendido de urgencia. Lamentablemente en este hospital esto no corre. Sumado a lo anterior, las condiciones de insalubridad de la sala de espera dejan mucho que desear, con perros que se rascan y duermen allí, el piso inmundo y para qué decir el baño: un foco de infecciones. Me pregunto, ¿dónde queda el protocolo de higiene? Si hasta en el jardín infantil en donde trabajo hay horarios en que se sanitiza, ¿por qué acá no?
Adentro de los box la cosa no varía mucho, un solo termómetro para todos los pacientes, por tanto hay que esperar más tiempo aún para que puedan rectificar la temperatura de la evaluación. Y cuando por fin llega "el" doctor, luego de casi una hora más de espera adentro, le baja el perfil a los síntomas del bebé, diciendo que el hundimiento de costillas es normal. Termino la jornada en ese hospital a las 16.00 horas, siendo que llegamos a las 11.50, muy desanimada y triste por la mala atención y la falta de vocación con que fuimos atendidos.
Espero que el hospital Juana Ross de Peñablanca tenga más fiscalización y que los encargados respondan como corresponde. Ojalá este llamado de atención llegué a quien corresponda.
Se despide esperando ser leída, una trabajadora con vocación que diariamente entrega lo mejor de sí.
Natalia Paredes Patrito,
educadora de párvulos.