Priscilla Barrera Ll. y Matías Valenzuela U.

El mediático cierre de un hogar clandestino que funcionaba en el sector de Santa Julia en Viña del Mar dejó en evidencia la cruda realidad que enfrentan adultos mayores de la zona que reciben paupérrimas pensiones y otros que incluso, han sido abandonados, dependiendo aquellos que han tenido mayor suerte, de la caridad y solidaridad de vecinos anónimos, y otros de la generosidad de la misma dueña del hogar clausurado, que a cambio de nada, les brindó un lugar donde pasar quizás, sus últimos años de vida.

Así al menos lo afirmaron con fuerza y hasta con rabia, algunos apoderados de los adultos mayores que hasta este miércoles vivían en el hogar de calle Pedott 40 en Santa Julia. Según sostuvieron mientras obligadamente, retiraban a sus parientes adultos mayores, aquellas personas que hablaron en contra del hogar, desconocían la realidad con la que ellos estaban continuamente en contacto.

"Da rabia, impotencia, escuchar a personas que nunca vinieron para acá, que nunca dijeron 'con esto aporto yo'. Es injusto lo que está pasando con este hogar, porque aquí traían incluso a abuelitos que vivían en la calle y que no acogieron en ningún otro lugar", dijo molesta Blanca Díaz, quien accidentalmente debió hacerse cargo de la señora Nora Zenteno, una vecina suya que sin familia ni parientes, llegó hasta el hogar de María Torres.

Según relató esta vecina, la mujer de 84 era vecina suya. Vivía en una pieza y la dueña de casa se suponía, le brindaba sus cuidados. Sin embargo y según su testimonio, la abuelita nunca estuvo bien cuidada, siendo encontrada semidesnuda en la calle. Fue este episodio el que originó la denuncia que ella y su hija hicieron, quedando con la obligación de ubicarla en un hogar.

"Recorrimos muchos hogares, incluso el de la Hermanitas de los Pobres que, según vi, ahora recibió a algunos de los adultos mayores de aquí. Ningún hogar la recibía por su baja pensión, la única que la recibió fue la señora María. Aquí le han dado cariño, mejoraron su estado de salud, es ahora una mujer feliz", agregó Blanca, mostrando unas crudas fotografías que muestran a la señora Nora antes de llegar al hogar clandestino con sus pies con hongos, uñas encarnadas y un estado de desnutrición avanzado.

Blanca cuestionó el rol de las autoridades, precisando que "hacen cumplir la ley, pero no resuelven el tema de fondo. Esto es muy injusto. Todos los hogares que hay son para personas que tienen pensiones superiores a los 300 mil pesos y la mayoría de los ancianos chilenos reciben pensiones bajas. La única opción son los hogares ilegales", acotó la vecina.

Ana Padilla, presidenta de la junta de vecinos Santa Julia Norte, lamentó lo ocurrido, aseverando que el hogar clausurado nunca recibió ayuda de nadie. "La señora María lleva más de 40 años cuidando abuelitos. Las condiciones no le dan porque no le alcanza. Ella paga 600 mil en arriendo, a eso debe sumar luz, agua...muchos de los abuelitos han sido abandonados", añadió la dirigente.

Guillermo Torres, yerno de María Torres - dueña del hogar - confirmó que su suegra lleva más de 40 años dedicándose al cuidado de adultos mayores.

"Ella lo da todo por los abuelitos. Ni siquiera se compra ropa para ella. Le han traído abuelos del mismo INP, carabineros han traído abuelos que estaban en la calle y ella los ha recibido sin preguntar nada. De qué estamos hablando entonces", criticó Guillermo.

Sin muchas ganas de hablar, María Torres accedió a entregar su versión de los hechos. Distinto a lo esperado, no se defendió y asegura que siempre intentó otorgar la mayor dignidad a los abuelos que tuvo bajo su responsabilidad y que a pesar de todo, espera poder volver a tener un hogar para adultos mayores.

"Estoy muy mal. Es cierto que no tengo los papeles que debiera. Si hablo ¿quién me va a creer? Es la pena que tengo. Me he dedicado por muchos años a esto. He pasado muchas cosas con los abuelos, podría escribir un libro, pero prefiero guardármelo. Me siento defraudada como ser humano, me siento defraudada porque los abuelos son mi vida", aseveró María.

Donde acudir

En la mayoría de estos casos, las familias optan por estos hogares ya que es la opción más accesible en términos económicos, por lo que vale la pena preguntarse ¿Qué otra opción tiene una familia que no está en condiciones de cuidar a un adulto mayor?.

"Para ver el tema de lo que son los adultos mayores, hoy día existe lo que son las fundaciones, el Hogar de Cristo, fundación Las Rosas, las Hermanitas de los Pobres, que son establecimientos de larga estadía que, de alguna manera, cuentan con un pequeño financiamiento de Senama", explicó Dante Iturrieta, coordinador regional del Servicio Nacional del Adulto Mayor.

Al consultarle al seremi de Salud, Francisco Álvarez, sobre los programas de fiscalización de estos lugares, señaló que "existe un programa de fiscalización anual a los Establecimientos de Larga Estadía de Adultos Mayores, (Eleam) autorizados de la región, en el cual cada una de nuestras oficinas provinciales programa en forma periódica inspecciones a todos los establecimientos y además se acude a fiscalizar en caso de denuncia puntuales".

En estas visitas se revisa que se cumplan con todos los aspectos que contempla el Decreto Supremo N°14/2010 que fija el Reglamento de los Eleam.

Dentro de ese mismo punto, recalcó que "para nosotros la labor de la comunidad es fundamental, en el sentido que cualquier persona puede hacernos llegar sus denuncias a través de nuestra página web en la plataforma OIRS, como también lo pueden hacer en forma presencial en todas nuestras oficinas".

Del mismo modo, recomendó llamar al 600 360 7777, donde también se reciben denuncias.

"Ante las denuncias de la existencia de establecimientos que no cumplen con la normativa sanitaria vigente, se procede a realizar las debidas intervenciones", finalizó el seremi de Salud.