Viva Fiestas Patrias de chancho, chicha, vino y tradiciones criollas
La región huasa del Maule invita a disfrutar de sus bellos parajes con variada gastronomía, donde por ejemplo el cerdo y sus derivados son la delicia de los comensales. Imperdibles son los mostos de categoría internacional y los artesanales.
No pocos se frotan las manos para la celebración de Fiestas Patrias. Son cinco días de festejo a contar del sábado 15 de septiembre, pero si ha cumplido en la pega y le cae en gracia al jefe, quizás podrá extender las celebraciones hasta el domingo 23.
Son nueve días en que junto a la familia se puede conectar con nuestras tradiciones criollas. Una gran alternativa para subirse a su vehículo y disfrutar lo mejor del campo es la región huasa del Maule.
Por ejemplo en agosto esta zona es pródiga en fiestas dedicadas al porcino. Una es multitudinaria -Chancho Muerto- con preparaciones gourmet a cargo de reconocidos chefs. Miles de visitantes se congregan en la Plaza de Armas de Talca. La segunda, que aglutina a menos gente, se hizo el pasado fin de semana en Curtiduría, pueblito que forma parte de las estaciones del tradicional buscarril de Talca-Constitución. Se puede llegar por vía terrestre, pero la forma más romántica y preferida por los turistas, es a través del antiguo tren que a baja velocidad se desplaza en medio del hermoso paisaje a un costado del Río Maule. Dura poco más de una hora hacia la estación donde esperan a los visitantes con pies de cueca, café de trigo y pan con queso de cabeza.
Hay que caminar un par de kilómetros admirando la antiguas casonas y viñedos artesanales para llegar al lugar de la fiesta donde el rey es el cerdo. Se vende todo con papas cocidas: asado, costillar, prietas o cazuela. El plato va entre los 5.000 y $6.500 con ensalada, bebida o vino, pebre, pan amasado y bajativo. Las empanadas a luca.
De forma gratuita los asistentes degustan chicharrones en pan batido, guañaca ( una pasta hecha a partir del caldo donde se cuece el arrollado con sal y harina tostada), el sanco que es una pasta que lleva cebolla y chicharrones, y el 'harinao' que es tinto dulce batido con harina tostada y azúcar. "Talca nos copió con el Chancho Muerto que es más gourmet con preparaciones de chefs... acá es otro público. Son preparaciones tradicionales del campo. Privilegiamos dar una buen atención, algo mas familiar como en la casa", dice Berta Rojas, presidenta de eventos Curtiduría (Evencurt), que destaca que el resto del año en el pueblo usted encuentra cazuela con trigo partido o con chuchoca, pantrucas o porotos con mote de maíz. Aparte del folklore en la fiesta hay stands de artesanía, vinos y licores, frutos secos, souvenirs, entre otros productos.
Abel Letelier está radicado desde 1973 en Curtiduría. Recuerda que las familias engordaban chancho para tener manteca en el año, para así freír sopaipillas, pescados y comer derivados como arrollados y prietas. Es agricultor enfocado al vino de uva rosada. "Es un hobbie que me dejó mi padre que hacía enguindado en la casa para sus amigos. Después seguí yo con la tradición con mi señora y mis hijos que etiquetan los productos". Fabrica licores destilados en base a aguardiente mezclado con murtilla, higos y arándanos, y el arrope. Los vende a $3.500 y $4.000 la botella.
"Fiestas como las de Curtiduría nos permiten rescatar estas tradiciones y patrimonios que tanto valora el turista nacional, que principalmente viene de las regiones Metropolitana, Bío Bío, Valparaíso y O'Higgins. Contribuimos a rescatar las tradiciones a través de la comida, gastronomía y sabores del campo maulino, combinados con paisajes, música y folklore", sostuvo Carolina Reyes, directora de Sernatur Maule, quien resaltó que para Fiestas Patrias, la región tiene una variada oferta de panoramas de gastronomía, hotelería y entretención, como la semana de la Chilenidad en Curicó, y una fiesta costumbrista similar a la de Curtiduría, pero que se realizará el 15 de septiembre en la estación ferroviaria del Ramal denominada González Bastías.
Sagrada familia
Cerca de Curtiduría se halla el valle de Sagrada Familia. "Acá hay más de 15 viñas que producen los mejores tintos del valle de Curicó. Tenemos unas 10 con bodegas de vino, y por el lado turístico tenemos como tres abiertas para tours guiados y catas. Es una comuna netamente agrícola, donde puedes ver lo autóctono de Chile y la parte histórica porque aquí murió Lautaro", explica María Consuelo Korta, presidenta de los viñateros de Sagrada Familia.
Agrega que "pueden venir en distintas épocas del año, en invierno a podar y catar los mejores vinos, degustar comida chilena porque en otras viñas hay comidas francesas o italianas; acá una buena cazuela y plateada...lo más importante es que queremos preservar nuestras tradiciones".
Parada obligatoria en la comuna para los amantes de un brebaje criollo es el Rincón de Mellado. Cristián Guzmán es uno de los fundadores de esta aventura donde participan distintos productores. Asevera no tienen mayor competencia a nivel nacional, ya que en calidad son superiores a exponentes de Cauquenes, Valle Alegre y hasta la misma Curacaví. Nos cuenta el secreto del éxito: "La chicha si no encuentra una parra superior a 50 años no queda buena. Mi abuelo murió hace 20 años y esas parras ya tenían más de 50 años. Con una planta nueva va a estar sin sabor ni color porque el riego le lleva a perder la calidad. La antigüedad les da sabor, color y el alcohol ideal en este clima del secano".
Elaboran chicha cruda que se fermenta luego de unos días en el lagar, y la cocida que requiere unas siete horas al fuego.
Guzmán rememora que años atrás se dio un fenómeno con el que los productores debieron lidiar, como la fuerte irrupción del 'terremoto', trago que desplazó a sus productos de las fondas y ramadas en el '18', especialmente en el paladar de los más jóvenes. Tuvieron que fabricar pipeño con uva blanca. "El terremoto es una bomba y genera daño, no saben lo que le echan, pero la chicha es natural y sana", enfatiza.
Para potenciar su producto hace trece años que lanzaron la fiesta de la Chicha de Rincón de Mellado, que en tres días a mediados de abril, congrega a unas 100 mil personas que disfrutan de comidas tradicionales, juegos criollos e infantiles y postres típicos, brebajes artesanales, competencias campesinas típicas, una granja educativa, además de música folcklórica y ranchera.
Sólo comercializan vino y chicha. Está prohibido por ahora el famoso 'terremoto'.