Priscilla Barrera Ll.
Hace aproximadamente 10 años que el empresario viñamarino Carlos Calderón comenzó a recoger perros de la calle. Cuenta que por razones familiares y laborales transita permanentemente por la vía interior que corre paralela al Camino Internacional, en las cercanías de Lajarilla.
Debido a la soledad del camino, el sector se presta para que personas sin corazón abandonen a perritos recién nacidos, viejos, enfermos o hembras preñadas. Lo que comenzó como un gesto de humanidad y compasión con los llamados "hermanos menores" se fue convirtiendo con los años en una preocupación más formal y concreta, dando forma, al cabo de una década, a dos caniles: uno que funciona a un costado del terreno donde tiene su empresas de transportes y venta de áridos y que tiene capacidad para 40 perros y otro en su parcela ubicada metros más arriba y donde alberga a otros 60 animales.
+Carlos dice que ni cuenta se dio cuando llegó a los 100 perros. "A mí me encantan los animales, no podría dejarlos a su suerte, ya me hice cargo y soy responsable. Quiero tanto a los animales que hace poco despedí a un trabajador que atropelló a uno de los perros".
Calderón manifiesta que los animales son su vida y en esto lo apoya su esposa Maritza Donoso, quien asume ser gran responsable en este "hobbie" de su esposo.
"Yo lo apoyo totalmente. Me parte el alma ver a un perrito botado e incluso yo lo incentivo si veo a un perrito en la calle", declaró. Maritza recordó en particular un caso dramático en que una perrita que recientemente había parido fue abandonada con sus cachorros. Lo más terrible, es que el animal estaba amarrado y a pleno sol, sin alimento ni agua.
"La encontramos muy mal. La perrita parió amarrada 7 perritos. La logramos rescatar, pero ya se le habían muerto algunos perritos. Al final llegaron sólo 3 perritos vivos, más la perra y el perro (...) Ver animales sufriendo me provoca mucho dolor", declaró la mujer.
No son cosas
Una actitud que cuestiona Maritza es el vínculo utilitario que muchas personas tienen con los animales.
"Actúan como si fueran cosas: se enfermó el perro y parece que dijeran, ya no sirve, y lo botan. Eso no lo entiendo. Aquí esto se ve muy frecuente. Hemos recogido a muchos perritos viejos, y les damos lo mejor en sus últimos años", planteó.
A su juicio, desde la aprobación de la llamada Ley Cholito, en la práctica, ella no evidencia un cambio cultural en las personas. "Creo que no existe todavía la tenencia responsable, falta mucho", acotó.