Triste adiós al ingeniero que no alcanzó a recibir su título
En medio del desconsuelo de su familia ayer fue enterrado Javier Olmos, el joven que el viernes recibió una fatal puñalada en plaza Aníbal Pinto. En ese lugar, tras el funeral, sus cercanos hicieron una velatón para clamar justicia.
"Ya era ingeniero, sólo le faltaba una semana para recibir el título y sus papás venían a acompañarlo. Estábamos todos muy contentos", dice un compungido Pedro Toledo, primo de Javier Fernando Olmos Chávez, 28 años, estudiante de Ingeniería Civil Ambiental de la Universidad de Playa Ancha, que la madrugada del viernes sufrió una agresión a cuchillo en la plaza Aníbal Pinto que acabó con su vida.
En una casa de la población Gabriela Mistral de Forestal Alto fue velado ayer el colocolino, amante de los asados y padre de Javiera, su hija de 6 años.
Más tarde fue llevado hasta el cementerio Parque del Mar de Concón para su descanso eterno. "Soñaba con trabajar en una ciudad del futuro sin contaminación, con energías limpias... su tesis se basó en eso. Quería cambiar todo lo malo para vivir en un lugar sano y limpio, sin delincuencia", describe sus sueños Pedro, que lo recuerda como un estudiante esforzado que luchó por sacar su carrera adelante.
Justicia
La familia espera que la PDI y la Fiscalía aclaren lo ocurrido esa fatídica madrugada. Enfatizan que no fue una riña o asalto.
"Iba con un amigo a tomar el bus hacia su casa después de celebrar que terminó la universidad. Estuvieron en Playa Ancha y después en la subida Ecuador. Se atravesó en el camino en el lugar y momento equivocado con estas personas que lo matan. Portaba su mochila con celular, dinero y documentos así que no fue asalto", afirma el primo.
Añade que por versiones de comerciantes y otras averiguaciones realizadas por compañeros y amigos del fallecido, los implicados eran dos sujetos -que ubican por los apodos y características físicas - que habitualmente delinquen en plaza Aníbal Pinto.
Incluso antes de ultimar a Javier uno habría atracado a un turista europeo. Estos antecedentes ya fueron entregados a la policía. "Por ahora ni Carabineros ni la PDI nos ha llamado para comunicarnos el curso de la investigación. Lo único que queremos es que este crimen no quede impune. Dejaron a una hija sin su padre".
Familia
Héctor Olmos Araya vive en Copiapó y esta semana venía al Puerto a la titulación de su hijo Javier. Viajó antes, pero la alegría se transformó en pesadilla porque ayer tuvo que despedirlo para siempre en un cementerio.
Hoy espera averiguar en la Fiscalía lo acontecido con su amado Javier. "Creo que la policía dijo en un momento que fue una pelea callejera, pero no fue así, y hay videos que demuestran que nunca hubo riña. Solamente un ataque de unos tipos que le hicieron este daño que le costó la vida. Mi hijo era ingeniero y un maleante terminó la vida de un buen profesional".
María Elena Lillo se aferra al retrato con la imagen de su sobrino. Lágrimas ruedan sin cesar por sus mejillas al recordarlo. "Era un niño bueno, sano, que nunca le hizo daño a nadie, le daba paz y extendía la mano a todo el mundo. Era alegre, pura risa y daba tranquilidad a los demás...¡y me lo mataron!. Hay que hacer justicia para encontrar a estos desgraciados. Esto no puede quedar así. Era un muchacho que iba caminando tranquilo hacia su casa y me lo entregan en un cajón. Solo queremos que busquen a los delincuentes".
Otros incidentes
Lamentan que la inseguridad nocturna existente en la plaza Aníbal Pinto les haya arrebatado a su ser querido. No quieren otra familia sufra lo que ellos vivieron, o como lo padecieron los parientes y amigos de Camilo Navea, el animalista que en abril del año pasado también fue ultimado a puñaladas en el sector por un vendedor de sopaipillas, o el caso de Wildo Soto Iturrieta, un joven de 26 años que en marzo de este año fue acuchillado fatalmente en la otrora tranquila plaza Aníbal Pinto.