Estimada Directora:

Para que no sigan perdiendo el tiempo nuestros diputados (Comisión de Cultura) en el nuevo nombre del aeropuerto, lo más recomendable sería llamarlo "Aeropuerto del Teniente Alejandro Bello", sí el mismo por quién se generó el famoso dicho "Más perdido que el Teniente Bello", cabe mencionar que Alejandro Bello fue un aviador chileno que se extravió al hacer una prueba de vuelo para poder obtener su título de piloto militar en el año 1914...

A propósito, los diputados miembros de la citada comisión, están más perdidos que el mítico Teniente Bello, cuando dedican tiempo y dinero en temas que no están entre los principales y urgentes prioridades de los chilenos, ojalá que alguien los encuentre, los oriente y los ubique para que se dediquen finalmente en el Congreso, ni más, ni menos que a trabajar por Chile y para los chilenos y no para tener 15 minutitos de fama...

Luis Enrique Soler Milla

Junto con saludar, me permito, a través de su prestigioso medio de comunicación, hacer pública una situación que me ocurrió el lunes 15 de octubre del presente año.

Ese día, viniendo desde Viña del Mar, me bajé en la esquina de las calles Chacabuco con Edwards, Valparaíso. Teniendo a la vista el semáforo en luz verde, cruzo hacia la Plaza Simón Bolívar, siendo embestida por una Micro de recorrido Viña del Mar.

Afortunadamente no corrí la suerte de las personas que han perdido su vida en este fatídico cruce. Fui llevada por el conductor a la Unidad de Emergencia del Hospital Carlos Van Buren, donde fui diagnosticada con contusiones leves.

Si bien los accidentes no son seguidos en esta dirección, están aún en nuestras mentes la muerte de la menor arrollada junto a su pololo en el año 2016, además hechos ocurridos en el año 2015 y 2013 en que por imprudencia de una persona también resultó atropellada.

Hago este llamado de atención a nuestras autoridades, esperando sea considerado, en particular para que el Sr. Alcalde de Valparaíso pueda gestionar y dar una solución a este problema, colocando rejas, instalando semáforos especiales u otras mejoras que permitan que este paso se vuelva más seguro y no sea una odisea atravesarlo, esperando a la suerte o la gracia divina de que no pase más allá que lesiones leves, además del miedo de sentir el impacto de una máquina grande como lo es una micro.

La traumática experiencia quedará permanentemente en mi recuerdo, no obstante creo que es una oportunidad para que este testimonio que entrego sea considerado y un hecho así no le vuelva a ocurrir a nadie.

Rosa Bobadilla Contreras