Fabián San Martín D.
Mediodía del 28 de noviembre y en el frontis de la casa central de la PUCV unos festivos jóvenes se toman selfies, mientras un entusiasta, pero desafinado seguidor de Dragon Ball Z recibe tibios aplausos por su performance. No hay policías ni menos disparos en el ambiente. Sólo prensa y curiosos.
En nada quedó la amenaza que el martes, a las 14.27 horas, recibió la casa de estudios en un foro internacional. "Soy un estudiante de 4° año de Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Estoy reprobando cada asignatura y me vengaré matando a cada profesor y a cada alumno que pueda, antes de suicidarme. Tengo un rifle SCAR y una pistola Beretta, municiones suficientes y algunos explosivos", escribió en inglés el "terrorista" en un sitio especializado en anuncios de masacres, acompañado de fotos de unas armas de fuego que serían de Airsoft.
El sujeto afirmaba que el ataque sería al mediodía e incluso prometió que haría una transmisión en vivo. "Seré un héroe cuando los policías arriben", posteó.
La advertencia llevó al plantel a suspender las clases de los alumnos en la casa central (ver recuadro) y el caso fue denunciado a la PDI, y específicamente la brigada del Cibercrimen quedó a cargo de las pericias.
No hubo versión oficial de la policía civil, pero trascendió que los detectives efectuaron pesquisas informáticas para dar con el IP del autor de las amenazas, si es que estas fueron en territorio nacional o extranjero. Se habría identificado como sospechoso a un alumno de Derecho con tres ramos reprobados, pero se indaga si tendría participación en los posteos o es una mera coincidencia.
Selfies
A la hora prometida del "ataque" llegaron a la avenida Brasil Giovanni Valdivia y Felipe Urra, alumnos de Ingeniería en Transporte y de Electrónica de la misma PUCV.
Se tomaron selfies para inmortalizar el momento. "Quizás es irresponsable tomárselo con humor, y es preocupante que tal vez un compañero esté pasando por esto y no reaccionemos antes como sociedad... pero hay ciertas cosas que se pueden realizar para suspender una prueba, hablar con el profesor o presentar un certificado médico, pero esto superó todos los límites", dijo risueño Giovanni.
"Para mí fue una broma de un alumno para salvarse de una prueba. Nosotros y otros paralelos teníamos examen al mediodía y también la suspendieron por esta amenaza", añadió Felipe.
Con mayor seriedad abordó la situación Lorena Yañez, presidenta del sindicato Alberto Hurtado, que reúne a más de 500 trabajadores de la universidad.
Lamentó que la opinión del gremio no fuera considerada. "Debieron haberse suspendido todas las actividades y no solo las académicas. Independiente de si la información era veraz o no, la gente estaba muy preocupada, algunos bien asustados. Hubo edificios aledaños que quedaron abiertos y pedimos acortar la jornada laboral. Nos reuniremos con la administración para a futuro elaborar un protocolo donde se tome en cuenta nuestra opinión", apuntó la dirigenta.