Lo que está proponiendo el alcalde Mauricio Viñambres en Quilpué en relación con el "toque de queda" para jóvenes es una medida que debe ser mirada con mucha atención, nos hace preguntar si soluciona efectivamente un problema, si es realmente implementable el modelo propuesto o incluso si esto es sólo una estrategia para desmarcarse de los últimos problemas que ha tenido su administración con el Plan Regulador Comunal.

La medida del "toque de queda" para menores de edad no es algo que se replique en muchos países, Estados Unidos es uno de los pocos que lo ha realizado, desde la época del presidente Clinton, quien promovió esta estrategia para la reducción de la delincuencia. Veinte años después múltiples estudios han dado cuenta que la medida no tiene impactos positivos, incluso en algunos casos se encontraron impactos negativos como el malgasto de recursos policiales (administrativos y de vigilancia). Por otra parte, es sumamente peligroso implementar una medida de este tipo en una sociedad tan segregada, los estudios demuestran en Estados Unidos que estas medidas punitivas recaen mayormente en sectores específicos, en el caso del estudio, en gente de raza negra (en Minneapolis, el 56% de los cargos de toque de queda contra la juventud negra en comparación con el 17% de sus contrapartes blancos, a pesar de que la ciudad es mayoritariamente blanca).

El alcalde propone un modelo copiado al islandés, lo que no se dice, es que este modelo debiese ir acompañado de un gran trabajo previo y una fuerte inversión en espacios de recreación para los mismos jóvenes, nuevos espacios deportivos y de esparcimiento cultural.

Si el problema que se quiere solucionar es la seguridad, expertos en temas de desarrollo urbano como William H. Whyte y Jane Jacobs, han validado que entre más gente se encuentre en las calles, independiente de su edad, más seguros se vuelven los espacios públicos. Desde Naciones Unidas incluso han criticado este tipo de soluciones porque "estigmatizan, victimizan y criminalizan a los jóvenes", en el mismo sentido, la Red Internacional de los Derechos del Niño también ha señalado que estas medidas no reducen la delincuencia juvenil, no hacen que los niños estén más seguros, y además afectan desproporcionadamente a los niños de bajos ingresos.

El sociólogo Mike Males, Investigador Senior del Centro de Justicia Juvenil y Criminal, concluye que los líderes que adoptan el "toque de queda" para jóvenes en su territorio, admiten que hay algo radicalmente incorrecto en su liderazgo, y no en lo que pudiesen o no realizar los jóvenes. ¿Debemos entonces preguntarnos, son los jóvenes realmente el problema?

Felipe A. Díaz Bórquez - Quilpueíno