Camila Bravo Orellana - La Estrella de Valparaíso
Se apronta uno de los episodios más esperados para los viñamarinos y visitantes: el Festival de la Canción. Sin embargo, para los residentes y comerciantes de la zona cercana a la Quinta Vergara, estos días de celebración y espectáculo transforman la cotidianidad de sus vidas en toda una pesadilla.
La calle Montaña y todos sus alrededores son un gran foco de caos, pues en esas vías se arman extensas filas de asistentes que esperan por horas poder ingresar al recinto.
La efervescente situación festivalera últimamente se tornó más compleja para los residentes de calle Montaña, pues ahora el ingreso a la Quinta se hace por allí y no por plaza Parroquia, como era habitual, lo que obliga a cerrar la calle.
Problemáticas
Las principales críticas que realizan los vecinos del sector es que no pueden sacar ni entrar sus vehículos a sus propiedades, sumado a la gran cantidad de basura que dejan las personas.
Si bien existe la presencia de un camión recolector que se encarga de los desechos al finalizar el ingreso, los residentes señalan que es muy incómodo pasar las tardes rodeados de basura.
"La gente ensucia demasiado y no son muy cuidadosos, además son horas realmente las que esperan para entrar a la Quinta", dice Susana Régler, vecina del sector.
Desde el Hotel Hispano nos cuentan que durante este período se crean grandes problemas para el negocio, pues los clientes no pueden entrar ni salir del recinto y cuando llegan, deben levantar sus maletas para pasarlas por encima de las vallas papales.
"Nosotros siempre hemos tratado de hablar lo antes posible de que pongan las barreras para llegar a un acuerdo y que respeten nuestro espacio como hotel. Siempre discutimos con Carabineros, nos dicen que sí y después nos cercan igual. Es muy desagradable", cuenta Sebastián Baeza.
Tal como los huéspedes del hotel, los mismos residentes deben estacionarse en espacios alejados de sus casas, pues aunque exista la posibilidad de ingresar en vehículo, el mar de gente dificulta todo el proceso.
Comercio
La presencia de ambulantes provenientes de Santiago y otros lugares también perturba la tranquilidad del lugar, generando además desventajas para los comerciantes establecidos.
"Yo tengo mi kiosco y antes de que llegue el Festival me llega una carta que me prohíbe exhibir la mercadería. También tenemos problemas con Carabineros, uno sale a comprar y no lo dejan entrar de vuelta y además, llegan ambulantes de todas partes que nos dejan sin trabajo", cuenta Bernardo Salinas, kiosquero.
Las ventas disminuyen significativamente, según los locatarios. "Nos aíslan muchísimo, acá en el restaurante estamos muertos hasta las 19.00 y no vendemos nada durante el Festival, sólo lo logramos una vez que las personas entran", agrega Baeza.