Cinta "El Día Perfecto": la dictadura con ojos de niño
Realizador porteño Jorge Zavala desarrolló un cortometraje basado en una experiencia de su infancia. El filme será llevado a festivales internacionales.
Mirian Mondaca - La Estrella de Valparaíso
Era una mañana como cualquiera en la escuela España de Los Andes, y la tranquilidad se quebró por el sonido de dos helicópteros. En los pasillos del plantel hombres de dura expresión facial e impecable uniforme desplegaban un amplio operativo de seguridad. Corría 1986 y, siendo un estudiante de no más de 9 años, el porteño Jorge Zavala -que se trasladó con su familia a la zona siendo muy pequeño- veía como su entorno se revolucionaba con la visita de Augusto Pinochet.
Sin tener consciencia de las violaciones a los Derechos Humanos que ocurrían paralelamente en el país, el pequeño estudiante quedó maravillado. "Era como que llegara un rockstar al colegio, alguien que uno veía siempre en la tele. Me acuerdo que me dio la mano, me quedó doliendo porque me la apretó muy fuerte", rememora el hoy director. Aquel encuentro marcó a tal punto su niñez, que 33 años después tomó ese episodio y lo replicó en el cortometraje "El día perfecto", donde muestra las vicisitudes de un niño durante la dictadura chilena. "Obviamente el tema Pinochet es delicado, que polariza mucho políticamente, pero esta historia está contada desde el punto se vista de un niño. Yo no hago mayores alusiones a si está bien o mal, yo presento los hechos nada más como se vivieron, y la gente sacará sus propias conclusiones", cuenta Zavala.
El filme está protagonizado por Felipe, un estudiante retraído que es visto por su pares como un "viejo chico" y que su única amiga es su vecina de la misma edad, Isidora. Está ambientado en 1986 durante la visita del cometa Halley. Los amigos acostumbran a juntarse en el ocaso a mirar el cielo con un telescopio. En ella encuentra el cariño y la atención que no tiene en su casa, porque su madre (ferviente defensora del gobierno militar) lo ignora o reprende constantemente, afectada por la muerte de su hijo mayor que aspiraba a ser uniformado. La vida de Felipe continúa sombría hasta que una jornada se convierte en su día perfecto. Llega al colegio, lo eligen para izar la bandera nacional en el acto de recepción al gobernante, gana un concurso de dibujo, y es reconocido y aceptado por sus pares. Su madre, testigo de un allanamiento de la CNI en su población, entiende lo ciega que estaba respecto a su hijo y se reconcilia con él. Ese día marca un punto de inflexión en la vida de Felipe, apenado por no saber de su amiga, cuya casa fue registrada por la CNI. En agradecimiento a ella, el otrora tímido niño se convertirá en astrónomo.
Para articular el cortometraje, que tiene una duración de 37 minutos, Zavala recurre a varios raccontos y flashbacks. Los actores fueron del taller de teatro del Centro Cultural Marga Marga en Quilpué. La única excepción fue el actor profesional Fernando Olmos, que interpretó al jefe de la CNI.