La tasa de accidentes de tránsito en Chile, pese a las campañas de prevención, sigue alta, y uno de los nuevos factores que la engrosa es el uso de celulares al volante. Por eso celebro que la Cámara haya aprobado en su primer trámite y con amplio y transversal apoyo, un proyecto de mi autoría y de otros colegas, que viene precisamente a sancionar a quienes cometen esta imprudencia.

Es esencial que nuestra población entienda que manipular el celular no es una opción cuando se está al volante, ya sea para hablar o para cualquiera de sus otras aplicaciones. Con 24 millones de aparatos dando vuelta, usarlo al manejar se ha vuelto tan peligroso hacerlo con cuatro cervezas en el cuerpo.

Sabemos que el castigo no basta, pero disuade en algo. Por eso, la iniciativa eleva de grave a gravísima la conducta, duplica la multa económica y faculta la suspensión de la licencia. Pero ojo, que ninguna sanción y ninguna ley basta si primero no hay un cambio profundo de actitud desde uno mismo para evitar exponerse y exponer a otros a una situación de riesgo perfectamente prevenible con un poco de conciencia.

Bernardo Berger Fett

Diputado

Caturros y canarios protagonizaron un partido no apto para cardiacos, en él la tensión, ansiedad y nerviosismo se convirtieron en protagonistas. El tempranero gol de Wanderers fue opacado por la veloz reacción del cuadro quillotano, que con pases filtrados y un toque de suerte dio vuelta el marcador. Vinieron los altercados, entradas con y sin balón, que desencadenó la expulsión de Cerezo, mientras tanto el reloj avanzaba y el Decano no encontraba la llave para el cerrojo amarillo. En el último suspiro, en medio de la penumbra, apareció Enzo Gutiérrez para meter un zapatazo abajo, que desató una esquizofrénica algarabía en razón de la esquiva conquista verde, estableciendo la paridad final.

Ramírez obtuvo un empate con sabor a victoria y como dijo un rosarino, dale alegría a mí corazón, es lo único que te pido al menos hoy.

Urgencias de Orsini

La ficticia polémica generada por la diputada de Revolución Democrática, Maite Orsini, deja en evidencia no solo la falta de conocimiento protocolar de nuestros "honorables" sino también la urgencia que tiene la ex "arañita" (en alusión a su peripecia trepadora de edificios) por figurar y tener presencia en medios. Y si bien en la farándula pudiera estar todo permitido por el afán de figurar, la política (que en los últimos años se ha negativamente farandulizado) conlleva responsabilidad no solo en el ejercicio del cargo sino también en su principal función que es legislar. Sería bueno que la Diputada Orsini se replanteara su vocación la cual, claramente, está más cercana de las luces del espectáculo que las iniciativas en favor del bien común.

José Luis Trevia

Rodrigo Durán Guzmán