El amor es más fuerte
De pronto uno se encuentra con gestos de amor en el lugar menos esperado y desde la persona cuya existencia nos era ajena hasta ese momento.
El jueves pasado debí presentarme en el hospital Carlos van Buren de Valparaíso para una Coronografía. Para el examen uno se debe presentar en ayunas.
Por múltiples factores fui ingresado a las 16.00 horas. Llevaba 18 horas sin ingerir comida y...como soy diabético insulino dependiente me descompensé, así que fue necesario inyectarme glucosa a la vena.
Luego del examen, ya de regreso en la sala de recuperación lo único que deseaba era comer.
Fue el momento en que la enfermera a cargo, Ingrid Vergara Contreras, se acercó a mi camilla con un durazno en la mano. Hablándole bajito le dije: "Se lo agradezco, pero no puedo mascar por la prótesis".
Al rato volvió con el durazno pelado y trozado dentro de un tazón y un tenedor.
Se lo agradecí afectuosamente.
Me miró y dijo: "No se preocupe...si usted fuera mi papá me gustaría que lo tratarán así".
Una perla de amor en el marco de la entendible impersonalidad de un hospital público con ese tráfico de dolores, quejidos, urgencias, mal talante, mal humor, sufrimiento, drama, vida y muerte.
Por eso estimé destacar un gesto como el descrito.
Luis Alejandro Iglesias