P. Barrera / B. Velásquez - La Estrella de Valparaíso
A mediados del año pasado, y luego de cuatro décadas, la Laguna Sausalito de Viña del Mar volvió a ser escenario de diversos delitos de connotación sexual. Esta vez, los autores no fueron dos uniformados como los sicópatas de Viña, sino que un expresidiario que gozaba de libertad condicional desde el 2016, cuando más de 800 reos fueron liberados en la Región de Valparaíso.
Las alertas se encendieron entre junio y julio de 2018, cuando L.A.M.G (52) -según fue individualizado después- llegaba hasta tres puntos específicos del sector para acechar a parejas que románticamente se estacionaban en el lugar.
En un acto voyerista, él "buscaba parejas, las miraba y después las abordaba. Amedrentaba a los varones, los amarraba con los cordones de sus zapatos y atacaba a las mujeres", explica la subprefecto Silvia Barra, jefa de la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI.
Así, el hombre -que cumplió 20 años de condena, a pesar de haber recibido 5 penas de 15 años cada una, según explicaron desde la PDI- fue detenido durante la madrugada de ayer tras haber concretado dos violaciones y otra serie de delitos que le imputaron.
"Tenemos la certeza de cinco víctimas que denunciaron, pero puede haber más. Actuó entre junio y julio de 2018 y luego en mayo de este año. Establecimos un retrato hablado, lo identificamos y llegamos a sus redes sociales. Ahí salía con pantalones de militar y bototos, tal como lo describían sus víctimas. No queda lugar a dudas con estos antecedentes", dijo Barra.
Durante la audiencia de formalización, la fiscal Carolina Monsalve entregó crudos antecedentes del modo de actuar del agresor.
"¡Qué mierda creen que andan haciendo acá. Esto es un recinto privado!", fue una de las frases que una menor de edad, víctima del sicópata de Sausalito, le escuchó decir cuando L.A.M.G la atacó cuando se encontraba junto a su pareja en las inmediaciones de la laguna Sausalito. La joven describió con detalle cómo el sujeto los intimidó, los obligó a trasladarse a una cabaña abandonada y en ese lugar los obligó a quitarse la ropa, a ella a amarrar a su pololo y luego ser grabados en supuestos actos sexuales. La crudeza del relato más los antecedentes aportados por una segunda víctima del hecho más reciente - mayo del presente año - permitieron establecer un modus operandi casi idéntico.