Marcela Guajardo Pérez - La Estrella de Valparaíso

Ducharse, lavarse los dientes o lavar el auto son acciones que no se han visto afectadas por la sequía en el Gran Valparaíso.

Mientras en las zonas rurales los campesinos pierden a sus animales y los agricultores sus cosechas, en la ciudad no hay consecuencias, a diferencias de años anteriores cuando ocurrieron algunos racionamientos de electricidad o agua.

"Estamos ante una situación crítica, por eso hemos desarrollado inversiones en los últimos diez años para que esta situación no afecte a los residentes de las ciudades que están en nuestra área de concesión. Desafortunadamente el hacer bien nuestro trabajo tiene la contrapartida negativa de que la gente no es consciente de la sequía y sigue abriendo la llave por la mañana y parece que aquello no es un problema", afirma José Luis Murillo, gerente general de Esval.

La empresa, que entrega servicios en los litorales norte y sur, pasando por Quillota y parte de la provincia de Los Andes, ha tenido que realizar distintas inversiones para garantizar la cobertura de agua potable. Además, han ofrecido conectarse a la red a algunas comunidades de agua potable rural que han perdido este recurso por la escasez hídrica.

En Concón y Limache, las problemáticas tienen relación con la distribución de los pozos de la comunidad y la empresa. "Hay voluntades de todos lados para dar una solución, hemos tenido la posibilidad de conversar directamente con Esval sobre la situación que se está viviendo por el funcionamiento de cinco pozos en las cercanías del Comité de agua potable rural en el sector La Victoria", afirmó Óscar Sumonte, alcalde de Concón.

Según el alcalde de Limache, Daniel Morales, serían unos dos mil los afectados. "La primera solución corresponde al cierre parcial de algunos pozos que ha desarrollado Esval. Segundo, el abastecimiento de agua que se le está haciendo a los pozos por parte de Esval también y tercero se está implementando una solución para poder mantener desde los pozos de Esval abastecimiento hacia los APR, además de una solución definitiva que signifique poder profundizar alguno de los pozos existentes o generar un pozo nuevo".

Embalse

Desde el 2013 a la fecha, Esval ha invertido cerca de 34 mil millones de pesos en la construcción de tranques, pozos, conducciones e incluso compra de agua. Este año destinará otros 9.500 millones de pesos en la construcción de sondajes y norias en sectores de San Antonio, La Calera, Cabildo, Petorca, San Esteban y Quillota.

Pero el proyecto más ambicioso es la creación de un ducto entre la planta en Concón y el embalse Los Aromos, que es el que abastece cuando el afluente del río Aconcagua decrece.

"Queremos hacer un uso eficiente conectándolo con una tubería y que esa tubería sea reversible, para poder bombear agua en los meses de invierno desde la desembocadura del Aconcagua hacia el embalse", explica Murillo.

Megasequía

En 1992, Chile fue uno de los firmantes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, pero poco se hizo para poder adaptarnos a esta nueva realidad. Así lo ve Elir Rojas, geógrafo y director del Área Cambio Climático del Centro del Agua para América Latina de la Unesco. "Hay un atraso de 24 años, los análisis científicos vienen verificando este proceso desde esa epoca, ahora sufrimos el impacto de la naturaleza, pero también las consecuencias de la inacción y la falta de credibilidad en los argumentos científicos para tomar acciones".

De todas maneras, el experto destaca que en las zonas urbanas el consumo de agua potable esté garantizado. "Es notable que mantengamos una cobertura de agua potable permanente en las ciudades. Pero si, por ejemplo, vas a la región de Coquimbo, donde todas las comunas tienen decreto de catástrofe, puedes ir de vacaciones a un hotel y ducharte todas las veces que quieras sin ninguna conciencia de lo que estás haciendo en una zona donde la gente no tiene agua. Lo mismo ocurre en esta región".