La compañía Suiza cumple 50 esforzados años de historia
Este mes están de cumpleaños y tienen claro su deseo: un cuartel definitivo. Conozca la inusual historia detrás de la Duodécima compañía de Bomberos de Valparaíso.
Nacieron desde la inquietud de un visionario vecino, y hoy son la principal vía de rescate para los accidentes en el Camino La Pólvora. En la previa de su cumpleaños, los voluntarios de la Compañía Suiza revisan su nostálgica historia.
La 12° Compañía de Bomberos de Valparaíso celebra su aniversario número 50 el próximo 29 de octubre con una ceremonia solemne. En la víspera de aquella conmemoración, su director nos da un paseo por su historia.
Francisco Carneiro, el actual director, es el único fundador activo que permanece en la dotación.
"Esto era puro bosque, entonces había mucho incendio forestal en el verano, y los bomberos más cercanos estaban a veinte minutos, la Primera y Segunda de Sotomayor. Un vecino visionario tuvo la idea de formar una brigada de bomberos", recuerda.
En la misa dominical de la capilla Juan Bautista, este vecino, Luis Bravo Osses, hizo el llamado para reclutar voluntarios. El primer cuerpo fue conformado por 20 jóvenes, incluyendo a un quinceañero Francisco Carneiro. Tenían diez uniformes y diez cascos, además de recibir la incorporación de tres voluntarios experimentados que oficiaron de instructores para guiar y enseñar. "En un principio, la idea era ayudar a retener el avance del fuego mientras llegaban los carros", recuerda Carneiro.
La duodécima
Con el correr del tiempo, llegaron más voluntarios, y el trabajo se fue profesionalizando hasta ser reconocidos como una compañía oficial, la Duodécima. La anterior fue oficializada 87 años atrás, por lo tanto era un nombramiento no menor.
Se le conoce como la compañía Suiza, y eso no es porque sí. En aquellos años, un voluntario se fue a vivir a aquel país europeo e ingresó a la misma institución. Allá, los uniformes eran cambiados cada dos años, y se le ocurrió preguntar si los que eran dados de baja podían ser donados para sus excompañeros de Playa Ancha, y le dijeron que sí.
"Eran usados, pero de muy buena calidad, con tecnología que acá a Chile ni siquiera existía", cuenta el actual director.
Posteriormente, los voluntarios suizos viajaron a conocer a sus pares porteños. Se organizaron visitas, capacitaciones y hasta operaron en emergencias en los cerros. Esa tradición se mantiene hasta el día de hoy.
"En una oportunidad, supieron que la Primer Ministro de Suiza iba en su mismo tren, ellos agendaron una entrevista, fueron y le explicaron que conocían una compañía en Chile y que querían que fuera reconocida por el gobierno suizo. La ministro elevó un escrito a la embajada, y nos vinieron a visitar para conocernos, y se encontró con que ya teníamos varios logos en la tenida y nos reconocieron oficialmente", cuenta.
Son sus grandes aliados, les donan uniformes, conocimientos e implementos bomberiles. Incluso han enviado carros que dan ellos dan de baja, en tres oportunidades.
El año 2007, hicieron un trato con el Cuerpo de Bomberos nacional. Los voluntarios de la 12° Compañía entregaron dos de esos carros, a cambio de uno nuevo. Ese fue su primer carro "cero kilómetros" en toda su historia.
Deseo de cumpleaños
Al consultar por su principal anhelo, no dudan en responder: un cuartel.
Sus actuales instalaciones fueron levantadas de a poco. En sus primeros años se reunían en una capilla cercana y la escuela América, luego en una casa facilitada por un vecino, y cuando ya llevaban una década de vida se replegaron en una mediagua que se fue ampliando con el tiempo hasta ser lo que es hoy. Es una casa adaptada como cuartel, funcional y bien cuidada, pero no es propiamente lo que uno espera como las instalaciones de una compañía de bomberos que posee 50 voluntarios y tres carros, que caben estrechamente en la estructura. De hecho, deben reclinar los espejos para que caigan todas las máquinas.
Están trabajando en un proyecto para levantar un nuevo cuartel en el mismo terreno. Están terminando la fase de diseño, después viene lo más difícil: conseguir el financiamiento.
"Ya nos estamos quedando apretados, sobre todo ahora que tenemos nueve voluntarias, y necesitamos las condiciones para que estén cómodas. Cuando vienen a postular, les decimos que no tenemos ningún problema, pero no tenemos las condiciones, por ejemplo, hay solo un baño y hay que compartirlo, aunque las chicas no se hacen ningún problema. De todas formas, nuestro anhelo es tener un cuartel definitivo", explica.
Cuando apaguen las velas, ya sabemos cuál va a ser el deseo.