Una práctica que va en alza y que capta la atención es la tela acrobática, y es que sus colores y poses frente al mar atraen a una gran cantidad de público, quienes se han atrevido a practicar esta disciplina que, además de lo estético, ayuda en gran parte al cuerpo en temas aeróbicos.
En la tradicional caleta Abarca, abajo del puente ubicado a metros del hotel Sheraton, personas de distintas edades hoy conforman la comunidad del club Deportivo, Cultural y Juvenil Telas acrobáticas Viña del Mar, cuyos miembros practican cuando se organizan y el clima acompaña.
Uno de los integrantes de este grupo es Víctor Tapia, joven que partió este camino gracias a una amiga. Pese a que le gustaba el deporte y su padre lo motivaba a jugar fútbol u otras prácticas, al 'Vito' le gustaban las disciplinas con un toque más artístico y hoy, a cinco años de conocer la tela acrobática, es instructor, bailarín y tiene su título de paramédico, el que obtuvo luego de llegar a cursar técnico en enfermería a Valparaíso, donde conoció la tela.
"Partí en Playa Ancha, en el polideportivo comencé con Daniela Schuster que fue mi primera profesora instructora. Ella también tiene un espacio en Aires ubicado en Barón que es una recuperación de espacio", relata el instructor.
"Comencé en la playa porque eran muy pocos los espacios donde podíamos colgar las telas. Era solo ese punto en Valparaíso y acá en Viña del Mar no había ninguno, solo debíamos acudir a los árboles o a este lugar que es increíble, conectado con el mar y aves", complementa Víctor.
La receta
Aunque muchos piensan en la habilidad que uno debe tener para practicar tela, Tapia apunta a que todo va en la persona.
"El consejo es la perseverancia, constancia. Lo bueno es que no estamos sometidos a un gimnasio ni una rutina aeróbica, somos libres. Podemos compartir, aprender, cada vez va llegando más gente interesada en conocer esta disciplina y la comunidad va creciendo. No se necesita nada, solo las ganas de colgar", señala 'Vito'.
La tela no discrimina, y en su experiencia de instructor, Tapia comenta que han sido distintos nichos los interesados. Niños, jóvenes e incluso adultos mayores se han atrevido a practicar.
"El desafío es la perseverancia y constancia de esta disciplina. En mi caso, comencé pesando 90 kilos y en cinco años he ido evolucionando. Ahora estoy en los 70 gracias a la tela y otras disciplinas. Me fortalece mucho mi espíritu, al estar arriba de la tela".
Misma visión comparte Catalina Alvarado, quien además de estudiar y trabajar, se dedica en sus tiempos libres a la tela. "Partí con cero estado físico, cero fuerza, esto me ayudó mucho al autoconocimiento también. La gente que tiene baja autoestima por ejemplo, lo ayuda, creo que esto a uno lo potencia mucho, le hace sacar toda la fuerza que tiene, lo hace ver el progreso y saca confianza, elasticidad, fuerza, te ayuda", dice sobre las consecuencias de la práctica.
En su experiencia, la tela acrobática podría tener una sola razón para no ser practicada y es que "el límite es tu mente. Aunque a uno le cueste al principio, si eres constante y quieres hacerlo, lo puedes lograr, es cosa de constancia y disciplina más que nada".
Clases
Quienes llevan años en el mundo de la tela, practican todos los días en Caleta Abarca, pero las clases para quienes deseen comenzar con la tela se informan a través de redes sociales, ya sea a través de Facebook o Instagram. Por lo general, estas lecciones tienen un valor de aporte voluntario, las cuales son de carácter libre e impartidas por el Club Deportivo, Cultural y Juvenil.
Sofía Navarro Martínez
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