Critica de Arte
Apuntes sobre la curaduría
En el actual circuito del arte oímos con frecuencia la palabra "curador", sobre todo en aquellas exposiciones de un rango mayor en cuanto a su corpus de obra o de gran producción museográfica, planteadas generalmente en centros culturales de relevancia. Respecto de la figura del curador, intentaremos develar algunas nociones sobre su ejercicio y el particular vínculo que éste tiene con el artista.
Etimológicamente la palabra "curar" proviene de cuidar, estar a cargo de algo. Sin embargo, en nuestra contemporaneidad su acepción es entendida también por la acción de "seleccionar"; precisamente porque el curador opera escogiendo los artistas y las obras que luego conformarán una exposición (a grosso modo).
Desde la existencia de los primeros museos a la actualidad, la función de este actor ha tenido cambios trascendentes. Antiguamente se le identificaba como el cuidador del reservorio artístico, llamado entonces comisario, estaba a cargo de una colección de obras. Será desde la década de los años '70 cuando en Europa y EE.UU., ciertos especialistas como el suizo Harald Szeemann o Walter Hopps, entre otros, se harán más independientes de las instituciones museales que los albergan, apostando por una labor mediadora de orden más autónoma. Es en este punto donde nace el curador que hoy conocemos, aquel que aplica un ejercicio creativo y conceptual a partir del trabajo del artista, cobrando con ello un estatus autoral. Es preciso aclarar que su trabajo existe solo a partir de la obra del artista, sin éste, el curador no cuenta con material para teorizar ni construir propuesta alguna.
El "criterio de selección" constituye por antonomasia el punto de iniciación del oficio curatorial. Desde aquí la mirada propia del curador debe articular relaciones entre las obras seleccionadas y el contexto en que éstas se presentan. Una forma de acotar el universo a trabajar, desde las infinitas posibilidades que ofrece el ámbito cultural, tiene que ver con la definición de un "tema", desde esta especificidad el curador puede poner sobre la mesa, la producción de una región, un movimiento, una generación, o una serie de obras de una disciplina o periodo artístico concreto, etc. Desde esta práctica más autoral, algunos curadores propenden a trabajar temas o periodos específicos, instaurando mitologías individuales e ideas muy personales, constituyéndose en una forma de expresión.
En nuestro medio, la curaduría la han llevado a cabo teóricos e historiadores del arte y su desafío final es lograr un planteamiento expositivo coherente, que derive en una experiencia estética e intelectual relevante para el público.