Belén Velásquez N. - La Estrella de Valparaíso
Tras un mes de juicio oral, esta jornada se sabrá si la justicia condenará o no a Miguel Espinoza Aravena, único imputado por la violación con homicidio de Ámbar, la pequeña de un año y siete meses que el 28 de abril de 2018 murió en San Felipe debido a la graves lesiones que le provocó la presunta agresión sexual de parte del cónyuge de su tía Cinthia. La pareja estaba al cuidado de la menor por una orden de los Tribunales de Familia emanada el 2017.
El delito, según Fiscalía, se cometió entre las 21.00 horas del 27 de abril y la 1.40 horas del día 28 en el domicilio donde vivían los involucrados, en la comuna de Rinconada de Los Andes. Según estableció el Ministerio Público, Espinoza habría "accedido carnalmente" a la menor en circunstancias que "se encontraba solo, con alcohol a disposición y consumiendo pornografía" y que "la toma fuertemente, la constriñe en sus manos (...) provocándole lesiones" asociadas a traumas en el estómago, rotura gástrica, desgarros y otras.
Abuso evidente
Cerca de las 2 de la madrugada, Ámbar fue llevada al hospital de Los Andes por la pareja, quienes atribuyeron -en base a lo que dijo Espinoza- las lesiones de la niña a una caída de la cama, siendo la hipótesis descartada posteriormente, afirmó el persecutor.
"Llega moribunda, en shock, con 34° de temperatura", explicó Reinoso, quien precisó posteriormente que se constató que Ámbar tenía un "trauma por objeto contundente y que no puede ser otra cosa que el pene del imputado. (...) Signos evidentes de abuso sexual. La niña sufrió dolor y el imputado fue incapaz de llevarla". Días después se sumó como evidencia el hallazgo de ropa interior de imputado, donde se encontró material genético de Espinoza y de la pequeña.
Karin Hein, abogada de la fundación Amparo y Justicia agregó a la descripción que la pequeña "era un bulto, envuelto en mantas y había una niña que apenas respiraba, con compromiso de conciencia, agonizando".
La querellante afirmó que la víctima "sufrió durante 5 a 6 horas" y que pese a ser estabilizada en el hospital de San Felipe -donde fue derivada- y sobrevivir a una operación "el daño era tan grande que llegó a un punto de no retorno y murió", señaló Hein.
Agregó que "tenemos que hacer justicia por la muerte de Ámbar en condiciones que resulta casi incomprensible para un adulto moralmente formado. Ámbar era una niña de un año y siete meses y aun con terribles moretones en sus ojos, ella sonreía, buscaba abrazos, buscaba cariños. Ella quería ser cuidada, confiaba -a su corta edad- que tenía una vida que quería vivir y que se truncó", sostuvo la abogada Hein en audiencia.
Como agravantes, las partes pidieron que se considerara la superioridad de fuerza y el abuso de confianza de parte del imputado, como también la premeditación, pues apuntaron a que Espinoza habría planeado enviar a los hijos de la pareja a una celebración familiar a otro domicilio para perpetrar el ilícito.
Premeditación
En ese sentido, el abogado defensor Homero Caldera vertió en el Tribunal Oral de Los Andes que "se ha tratado de acreditar que mi representado preparó todo para dar rienda suelta a su instinto libidinoso con Ámbar", pero "en una multiplicidad de ocasiones habían quedado a solas, no es una actividad inventada, fue la madre que invitó a celebrar el cumpleaños anticipado de su hija Emilia".
Asimismo, Caldera hizo alusión a que el cuidado de la menor, según la justicia, estaba en su representado y la familia hasta marzo y que los hechos habían ocurrido en abril.
Ante esto, desde el Servicio Nacional de Menores (Sename), la abogada Daniela León sostuvo en audiencia que "la sociedad completa le fallamos a Ámbar, sobre todo los que por ley estaban llamados a resguardar a Ámbar", lo que "no exculpa al imputado del delito cometido contra la niña".
Para la condena, las partes están pidiendo una pena de presidio perpetuo califica, es decir, a menos 40 años de cárcel sin beneficios.