El difícil camino de convertirse en padres
La fertilidad humana no es tan alta . Se estima, en tasas acumulativas, que la probabilidad que una mujer fértil y sana logre un embarazo, no supera el 30%.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la infertilidad como una enfermedad, no sólo por sus efectos en la salud física sino también en el ámbito mental, asociándose su ocurrencia a muchos cuadros de depresión.
En Chile, la infertilidad no es considerada un problema de salud, por eso hace sólo unos días -23 de agosto- integrantes de la Corporación "Queremos ser padres" realizaron una intervención en el frontis del Palacio de La Moneda y entregaron una carta al Presidente de la República solicitando que la infertilidad en nuestro país sea considerada una enfermedad.
Patricia Ramírez, presidenta de "Queremos ser padres" señaló que la infertilidad afecta a más de 350 mil parejas que sólo pueden ser padres a través del tratamiento de fertilización asistida, por lo que quieren "hacer conciencia que es una enfermedad".
La Organización Mundial de la Salud no sólo reconoce la infertilidad como una enfermedad sino que la compara con el cáncer y el Sida debido a la soledad, costo y el desgaste físico, psicológico y emocional que conlleva, según declaraciones de la presidenta de la corporación.
"Es un tema de salud pública" declaró Ramírez puesto que "solamente cerca de 1.000 parejas pueden atenderse a través de los cupos de gratuidad de Fonasa" con el derecho a un sólo intento y con varios criterios que suelen limitar a las personas.
REPRODUCTIVIDAD
Hace 40 años la edad en que una mujer tenía a su primer hijo era alrededor de los 25 ó 26 años. En la actualidad, esa decisión se ha retrasado, en promedio a los 31 o 32 años.
"Lo que ocurre es que las mujeres privilegian sus carreras y se acuerdan de que quieren ser mamás a los 35 años y ahí las empieza a pillar la máquina y empiezan a apurarse", comenta el jefe de medicina reproductiva de la Clínica de la Mujer, doctor Patricio Masoli.
A lo anterior se suma un factor poco conocido y es que, tal como lo precisa el especialista, la reproductividad humana es inferior a lo que pudiera pensarse, sobre todo si la comparamos con la reproductividad de otras especies de mamíferos.
"La eficiencia reproductiva del ser humano es baja si la comparamos con otros animales mamíferos. Las posibilidades de que una mujer fértil se embarace en un mes determinado no superan el 30%. La posibilidad de que nazca un niño 9 meses después es de un 25%. Esta es una tasa acumulativa", precisó Masoli.
Si a lo anterior agregamos la tardía decisión de las mujeres y de las parejas en general, a convertirse en padres, las dificultades a la hora de embarazarse aumentan.
De ahí que, en promedio, las parejas que consultan en la Clínica de la Mujer - centro de referencia en tratamientos de alta complejidad en medicina reproductiva en la Región de Valparaíso-, sean parejas de adultos jóvenes, cuyas edades superan ya los 32 años.
"Los dos factores pronósticos más importantes para poder saber si una pareja va a poder embarazarse o no, son: la edad y los años de infertilidad. Si una mujer de 38 lleva 5 años intentando embarazarse y le han hecho tratamiento sin resultado positivo, esa mujer desde el punto de vista médico debe someterse a una fertilización in vitro", explicó el Dr. Masoli.
LOS COSTOS
En la Clínica de la Mujer, desarrollan tratamientos de baja y alta complejidad.
Los primeros son tratamientos de estimulación de la ovulación con inseminación intrauterina, cuyo costo promedio bordea los 150 mil pesos.
Dentro de los tratamientos de alta complejidad, se encuentran las fertilizaciones in vitro, cuyo costo puede superar los 3 millones y medio de pesos.
A juicio del doctor Masoli y tal como lo piden las parejas con problemas de fertilidad, en Chile debiera existir un programa nacional que brinde cobertura a estas parejas.
"Debiera existir un programa nacional financiado por el Ministerio de Salud para el tratamiento de la fertilidad (...) En Chile todo el mundo se queja de la baja natalidad", opinó el Dr. Masoli.
Sin embargo, la inexistencia de este tipo de programas obedecería a dos factores fundamentales: lo económico (son tratamientos de alto costo) y también la resistencia de algunos grupos conservadores que no ven con buenos ojos este tipo de tratamientos médicos.
SUEÑO CUMPLIDO
Evelyn Marín y su esposo soñaban con ser padres. Tras intentarlo varios años sin resultados positivos, para Evelyn se convirtió en una de las mayores ironías que le daba la vida. Como matrona y recibiendo cada día nuevas vidas, resultaba dolorosamente irónico que siendo una mujer sana, no pudiera convertirse en madre. Fue entonces que hablando un día con un compañero de trabajo - el doctor Oscar Espinoza- conoció de la Clínica de la Mujer.
"Nos dimos cuenta que teníamos problemas para tener hijos como pareja. Nos dimos cuenta que de manera natural no podíamos tener hijos (...) El Dr. Espinoza me habló de la clínica y fuimos con mi marido. Vieron nuestros exámenes y nos dijeron que la única posibilidad de que pudiéramos convertirnos en padres era a través de la fertilización in vitro", recordó Evelyn.
Tras someterse a este tratamiento, Evelyn y Carlos se convirtieron en padres de mellizos el 6 de diciembre de 2010.
"Quedé embarazada en el primer intento (...) Tuvimos mellizos: Carlos y Mario (...) Supe que estaba embarazada el 27 de abril de 2010 y fue la mejor noticia que podíamos tener", comentó la matrona.
Como Evelyn y Carlos criopreservaron dos embriones, para el próximo año esperan poder volver a convertirse en padres. Al igual como lo sostiene el doctor Masoli y la presidenta de la Corporación "Queremos ser padres", Evelyn considera que los programas de fertilidad debieran tener al menos cofinanciamiento.
Andrea y Néstor llevaban 13 años de matrimonio y ya se habían resignado a no ser padres. Incluso se autoconvencían de lo bien y cómodos que estaban solos. Sin embargo, bastó que el médico de Andrea le planteara la posibilidad de realizarse un tratamiento de fertilidad para que el "bichito" de la maternidad les picara.
"Yo estaba asumida con mi problema de infertilidad. Como pareja estábamos acostumbrados a estar solos pero cuando mi médico me planteó lo del tratamiento lo hablamos con mi esposo y él me dijo que al menos debíamos intentarlo", recordó Andrea.
El año pasado iniciaron el proceso y con más nerviosismo por temor a que no resultara que por el tratamiento propiamente tal, en un primer y único intento, Andrea logró quedar embarazada a través del tratamiento de la ovodonación (óvulos donados).
"Fue un sueño maravilloso, nunca pensé, tenía muchos miedos, pero no al tratamiento porque es muy sencillo y rápido, sino que miedo a que no resultara, es más un miedo sicológico", reconoció Andrea.
Al igual que Evelyn y Carlos, el esfuerzo económico de esta pareja fue importante. Mientras Evelyn y Carlos recibieron ayuda familiar, Andrea y Néstor agradecen las facilidades que les brindó el mismo médico para poder cumplir con su sueño.
"Encuentro que es injusto e ingrato que no existan programas de financiamiento o al menos de cofinanciamiento a través de Fonasa o Isapre, hay muchas parejas que sueñan con ser padres como nosotros y que por un tema económico no pueden hacerlo", afirmó Andrea Henríquez.
"Hay muchas parejas que sueñan con ser padres como nosotros y que por un tema económico no pueden hacerlo". Andrea Henríquez se sometió a tratamiento de ovodonación
En materia de tratamientos para la infertilidad de baja complejidad existen 481 cupos en el sistema de salud público, los que a futuro podrían aumentar en mil adicionales. Se trata de casos específicos y que son derivados desde el sistema público a centros como la Clínica de la Mujer. En la actualidad existen alrededor de 10 mil parejas con dificultades para ser padres en el país, y algunos de ellos se encuentran en listas de espera, en sus respectivos centros de salud, para acceder a estos beneficios.
Los criterios de selección para otorgarlos, serán parejas entre 25 y 35 años, que tengan un mínimo de 18 meses en Fonasa, no tengan algún tipo de transmisión sexual activa, no cuenten con hijos previos, y que estén inscritos en un consultorio.
Cobertura ministerial