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La historia fatal que persigue a Tocopilla

En "Namazu", el escritor Rodrigo Ramos Bañados explica la ciudad de Alexis y Jodorowsky.
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Un terremoto, un tsunami, el norte de Chile y Tocopilla, son los ejes de la novela "Namazu" (Narrativa Punto Aparte, Valparaíso, 2013). El escritor y periodista Rodrigo Ramos Bañados, que alguna vez descubrió al hombre que se tatuó la cara de Camila Vallejo en su brazo, sorprende con esta novela centrada en una ciudad de la que han salido varios famosos.

-El tema es más recurrente entre los adultos mayores. Hay abuelos que duermen con la linterna bajo la almohada, otros que mantienen un botiquín cerca y otros que hablan con detalles técnicos de los movimientos de placas y silencio sísmico. La televisión contribuye mucho a reanimar la idea. Hay partidarios de Salfate y Lagos. La preocupación disminuye de acuerdo a la edad y a los quehaceres. Sin embargo ante cualquier movimiento telúrico, por pequeño que sea, revive esa tensión de que en algún momento la única posibilidad que tendrás es arrancar al cerro lo más rápido posible. El sueño se torna liviano cuando se vive en un piso 13, por ejemplo. Hay personas que sueñan con olas gigantes.

-Después del terremoto de 2007 que destruyó algo así como la mitad de la ciudad, fui varias veces como reportero. Conocí historias y observé bastante. Me llamó la atención que los chicos quisieran ser como Alexis, se cortaban el pelo y proyectaban al fútbol como su salvación. Otro asunto que me animó fue un desfile que agrupó a la mayoría de las organizaciones de la ciudad, incluso a tocopillanos que vienen de Suecia exclusivamente para desfilar. Luego un político me dijo entre nos que invertir en Tocopilla era como echar dinero a un saco roto y que mejor que el pueblo desapareciera de una vez con otro terremoto. Todo eso lo fui filtrando y comencé con la ficción. Puse un par de japoneses a jugar en medio de una ciudad que decrece.

-Porfiado. Alguien que a pesar de la cesantía y calamidades varias, se mantiene en el lugar donde nació. La mala suerte que persigue a Tocopilla, desde la debacle del salitre (se han producido aluviones y terremotos; hay altos índices de cáncer por la contaminación relacionada la minería), hace a los tocopillanos más fuertes y querendones de su tierra, asunto que llevado al extremo puede transformarse en un delirante chauvinismo. Esa conexión los ha llevado en buena hora a demandar una mejor calidad de vida, asunto que gatilla las protestas.

-La prioridad de sobrevivir creo que no ha dado espacio a la cultura, no hay mucho movimiento. Interesante pueden ser las tradiciones como los monos para quemar que se arman a fin de año; deben ser los monos más grandes y creativos que se hacen en el país. Lo extraordinario es el apego de Jodorowsky con la ciudad; se dice que nació ahí, otros dicen que fue en Iquique. El asunto que Jodorowsky recuerda su ciudad natal en "La danza de la realidad". Andrés Pérez pasó parte de su infancia y juventud en Tocopilla. El teatro lleva su nombre, sin embargo quedó maltrecho después del terremoto. Con la excepción de Jodorowsky, la actividad cultural todavía no se repone del terremoto.

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-Jajaja, eso fue un cuento que hice y que comenzó a circular por las redes sociales. Quienes secuestraban a Rivera Letelier, tenían como propósito hacerle una terapia para que dejara de escribir de la pampa y chusca, que el hombre fuera más escueto y abordara el presente. Que escribiera con un lenguaje más claro y directo. Ese era el propósito. El relato tenía un halo bolañesco, en la idea de los infrarrealistas de secuestrar a Octavio Paz. j