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Como pecas, pagas

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En el sur del país, un marido le encaró una infidelidad a su esposa y para "reparar el daño moral", le exigió $ 24.000.000. Ella inocentemente aceptó girar los cheques para evitar la vergüenza de un divorcio culposo y tener que pagar esa misma cifra, pero ordenada por algún tribunal. La ingenuidad de la mujer partió por el hecho que él no tenía cómo acreditar el adulterio, además creerle a ciegas y no informarse que definitivamente no corresponde solicitar ni conceder reparación de un aparente daño moral provocado por infidelidades. El adulterio no es un hecho ilícito civil ni puede encuadrarse bajo los parámetros de la responsabilidad civil extracontractual. Al final, pagó 5 millones, por ingenua, no por infiel. O "como pecas, pagas".

Docentes y responsabilidad social

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En educación, cuando se habla de proceso educativo, es necesario considerar diversas variables, siendo la profesionalización docente la que tiene un rol fundamental: es el educador quien media en el acto de educar. La profesionalización docente requiere y exige poseer cierto dominio técnico en relación a la disciplina que se imparte y cierto dominio en relación a la práctica que se ejerce, conocidas éstas como competencias. La práctica docente muchas veces es mirada con cierta simpleza, pensando que ella sólo consiste en el acto de enseñar. Sin embargo, hay aspectos mucho más profundos, como el nivel de compromiso con los estudiantes, quienes son vistos integralmente como personas que deben ser comprendidas en sus diferentes ámbitos: cognitivo, afectivo y social. Concebimos a los docentes como mediadores, facilitadores de los aprendizajes, quienes entregan a sus estudiantes recursos, competencias instrumentales, que les permitan a niños y jóvenes ser autónomos, asumir la responsabilidad de su aprendizaje y, por sobre todo prepararlos para la vida.

Es así como los profesores, además de educar, se comprometen también con una responsabilidad social, una tarea que es parte de la esencia y del alma del hermoso arte de enseñar.