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Conozca al huaso César, el chofer de la micro ramada

Este hombre, oriundo de Longaví, se viste de ojotas y chupalla para recorrer Valparaíso.
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Son las 12.30 horas y en la garita ubicada en la población Santa María, de Playa Ancha, hay varios conductores y funcionarios que limpian y hacen mantención a algunas de las máquinas 901 y 902.

Mientras tanto, conversan acerca de lo que van a hacer con sus familias para celebrar las Fiestas Patrias, hasta que... el sonido de unas cuecas lejanas los deja en silencio.

"Ahí viene", comentan y se quedan mirando hacia la entrada del recinto. Minutos después, una micro de la línea 901, que avanza a paso lento, se asoma por el acceso principal, con un chofer que más parece huaso, porque viste una camisa cuadrillé y una chupalla.

"¡Ejalé! ¡Dale, Facundo, dale!", grita de pronto un hombre de buzo azul y líneas reflectantes. Sus acompañantes, unos conductores y otros mecánicos, se ríen y lo imitan. "¡Ese huaso-chofer! ¡Uyuy, uyuy!", exclaman al unísono.

El huaso-chofer se ríe y saluda con una mano. Luego, se estaciona al fondo del recinto y le sube más el volumen a las cuecas.

Muy patriota

Con el ritmo de la danza nacional sonando con todo, el huaso-chofer se levanta de su asiento y se baja del bus, con una sonrisa de oreja a oreja. Aparte de la camisa cuadrillé y la chupalla, viste un bolero y ojotas.

"Soy César Pizarro, un huaso de tomo y lomo, que nació en Longaví y que hace unos seis años llegó hasta Valparaíso", se presenta con tono cantadito.

-Pero le acaban de gritar Facundo...

-Ah, es que mis compañeros me molestan por el actor de la novela "Los Carmona", pero nada que ver. Yo soy César, el huaso César ¡y qué jué!

El hombre lanza una carcajada y luego infla el pecho para contar por qué adorna como ramada su micro.

"Yo soy muy patriota, por eso, una semana antes de las fiestas, llego y empiezo a adornar. Me dejan porque saben que me gusta esto y junto todo... Me demoro como un día entero en adornar la micro", explica orgulloso.

Y se demora casi 24 horas porque no hay rincón de la máquina que no esté adornado. El techo está lleno de hojas de eucaliptus, banderitas chilenas y adornos tricolores; detrás del asiento del conductor, hay un toro negro y un barril, además de una típica rueda de carreta y unas tablas que hacen de corral. A esto se suman unos cuadros con huasos pintados y el suelo de la micro, que está completamente cubierto de aserrín.

El huaso confiesa que el trabajo no lo hace solo. "Mis tres hijos me ayudaron porque también les gusta, así que entre todos hemos dejado así la micro. Mi esposa me tiene que aguantar no más, llevo como diez años haciendo esto, pue". En el sur trabajaba en colectivos y cuando llegué acá, empecé a hacerlo en las micros", indica.

Algunos de sus compañeros lo escuchan atentos y hasta se suben a la micro para tomar fotos.

"Uf, todos quieren fotos. No sé cuántas fotos me han sacado a mí y a la micro... es que a la gente le ha gustado harto y por eso quiere guardar el recuerdo. Y como a mí no me molesta, los dejo no más", apunta con alegría.

Zapatea en la micro

Zapatea en la micro

Tal ha sido el entusiasmo que ha recibido por parte de sus pasajeros, que hasta se ha puesto a zapatear arriba de la micro.

"Es que soy bien patriota, como decía, entonces escucho una cuequita y zapateo siguiendo el ritmo. Después, cuando llega la noche y no hay tanto tráfico, detengo la micro en un paradero y me pongo a bailar abajo, invitando a que la gente se suba... Todos se alegran con eso y yo me pongo feliz, porque me encanta... Por mí, todo el año debería celebrarse esto tan lindo", expresa con emoción.

Muchos suelen preguntarle si no tiene frío con las ojotas, pero el huaso César se ríe y manifiesta que todo ya estaba pensado.

"Es que si me voy a vestir así, tiene que ser como tal... y no paso frío porque el motor me tira viento calientito a los pies", comenta entre risas.

Las payas tampoco faltan, pero todo depende de la inspiración y de lo que le pidan.

"A la gente l e gusta que yo haga esto y hasta me ha pedido que los lleve sólo una cuadra, para saber qué se siente andar en una micro ramada, pue". Yo los recibo feliz, porque quiero que todos sientan lo mismo que yo, eso de amar a la Patria y escuchar música chilena", expresa.

De pronto, el huaso-chofer se sube nuevamente a la micro para cambiar la música. "No, no es que vaya a sacar la cueca, de ninguna manera, es que ahora voy a poner unas guarachas", adelanta pícaro.

Al hacerlo, invita a bailar. "Ya, esto no se puede quedar sin baile, así que venga para acá", dice.

Con una mano en la cintura y la otra hacia arriba, el huaso César se entusiasma bailando. "Esto es como las rancheras, pero más lindo. Una patita pa"delante, otra pa"trás", explica.

Byron Cerda, jefe del huaso y quien ha estado atento a todo lo que dice, se ríe y asegura estar feliz con su trabajador.

"Es una persona muy alegre, ya lleva algunos años haciéndolo y la gente queda fascinada. Nosotros lo dejamos porque él se siente bien chileno y lo apoyamos. Además es súper motivado, porque cada vez que puede, está arreglando los adornos, porque la gente se los toca y a veces no los deja en su lugar", señala Cerda.La micro ramada, que parte desde Playa Ancha, para pasar por el sector de Invica y terminar en Sitrans, en Placilla, va a estar adornada hasta fines de septiembre. Luego volverá a ser igual que las demás, aunque es probable que sigan sonando las cuecas. "Por mí, estuviera todo el año así, pero bueno, hay que adaptarse", se lamenta el huaso César.

"Cuando llega la noche y no hay tanto tráfico, detengo la micro en un paradero y me pongo a bailar abajo, invitando a que la gente se suba". César Pizarro, conductor de la micro ramada.