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El recrudecimiento de los suicidios juveniles

En la última década, el número de este tipo de casos se ha duplicado en el grupo etario de 10 a 19 años.
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Hace sólo unos días, la región se vio impactada ante la determinación de una adolescente viñamarina que, tras pasear con sus amigos por la avenida Perú, subió a su departamento y en un abrir y cerrar de ojos se lanzó desde el baño ubicado en piso 17 de la Torre Coraceros, de Viña del Mar. Si bien familiares y amigos reconocen que la muchacha pasaba por una fuerte depresión, también aseguraron que estaba en franca recuperación... o al menos eso creían.

Por la misma fecha, el suicidio de dos adolescentes en Antofagasta, presumiblemente influenciadas por una secta o un grupo de tendencia hermética también remecía al país.

No son casos aislados: los suicidios de adolescentes atraviesan por una preocupante tendencia al alza en el país.

SUICIDIOS EN CIFRAS

A nivel país, el suicidio es la segunda causa de muerte no natural y lo superan sólo las muertes por accidente de tránsito; a nivel mundial, Chile está en el número 13 del ranking de personas de todas las edades, y el suicidio en nuestro país es parte de las tres principales causas de mortalidad entre personas de 15 a 34 años de edad.

Según un estudio elaborado por el Servicio Médico Legal, entre los años 2000 y 2008 fallecieron 13 mil 793 personas por lesiones autoinflingidas intencionalmente.

"Considerando el promedio de suicidios mensuales, apreciamos que en el año 2000 había un promedio de 100,7 fallecidos al mes, y que para el año 2008 aumenta a un promedio de 171,1 fallecidos por mes. Si para el año 2000 fallecían 3,3 individuos por lesiones autoinflingidas intencionalmente al día, para el año 2008 el promedio sube a 5,6 fallecidos por día. Si para el año 2000 había un fallecido cada 7 horas, para el 2008 hay un fallecido por método suicida cada 4 horas en nuestro país", señala dicho estudio.

Por otra parte, el Informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), "Panorama Salud 2011 y sus indicadores" señala que en el año 2000 se suicidaban cuatro de cada 100.000 personas entre 10 y 19 años, pero la cifra en 2010 se elevó a ocho y se estima que para 2020 alcanzará los 12 suicidios por cada 100.000 jóvenes, un incremento del 200%.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reveló que el año 2008 las muertes por lesiones autoinflingidas a nivel país correspondieron al 2,41% y el grupo etario entre los 10 y 19 años muestra el mayor índice de suicidio, con un 21,19%, casi el doble de la tasa de muertes producidas por este mismo motivo en 2000 (12,98%).

Asimismo, el 15,9% de los escolares chilenos entre 13 y 15 años, de las regiones I, V, Metropolitana y VII reconoce haber hecho un plan para suicidarse, lo que preocupa a las autoridades.

En la región, el jefe de la Brigada de Homicidios de la PDI, subprefecto José Ortiz, reconoce que es en marzo y durante la primavera, principalmente, cuando se incrementan los procedimientos a los que concurre la unidad a causa de suicidios.

En el primero de los casos, se propicia por el término de las vacaciones y el pago de cuentas, y en el segundo de los casos, se asocia a cambios hormonales producto del cambio de estación, a situaciones relacionadas con el próximo término del año escolar y el bajo rendimiento o los gastos que se producen a final de año.

los por qué

En primer lugar, hay que destacar que, además de ser una de las principales causas de muerte entre los más jóvenes, el 90% de las personas que comenten suicidio tiene depresión y además que este tipo de muerte es mucho mayor en hombres que en mujeres.

Según el doctor de la Universidad de Washington George E. Murphy, esto se explica porque "ella considera no sólo sus sentimientos sino los sentimientos de los demás -su familia e hijos y hasta amigos- y cómo esas personas serán afectadas por una decisión como el suicidio".

En su estudio manifiesta además que aunque existen más intentos de suicidio de mujeres de que de hombres en Estados Unidos, muchos de esos intentos de suicidio femeninos no son en realidad intentos de quitarse la vida, sino de sobrevivir bajo circunstancias cambiadas; es decir, una forma extrema a la que recurren las emociones para transformarse.

El hombre, en cambio, muchas veces solamente se aísla silenciosamente sin discutir sus emociones o buscar una transformación radical hasta que llega el punto en el que ha cruzado la frontera sin retorno.

El sicólogo y académico de la Universidad Andrés Bello, Rodrigo Cornejo Portilla, manifiesta que las estadísticas señalan que generalmente se producen más suicidios en épocas de mayor luminosidad (primavera-verano) que en otoño e invierno.

"No olvidando que el suicidio responde a múltiples causas, desde el punto de vista biológico ello se explicaría porque la mayor luminosidad provocaría un incremento en la producción de algunas hormonas (adrenalina en particular), que estimularía en sujetos con características específicas conductas riesgosas como el suicidio, que está presente en todas las etapas de la vida, pero en cada etapa puede responder a diferentes motivos".

Respecto de la adolescencia, el sicólogo advierte que éste es un período de la vida en que los sujetos se encuentran muy vulnerables debido a los cambios hormonales, físicos, sicológicos y sociales que deben afrontar.

"En muchos adolescentes se produce un cuestionamiento de las figuras parentales y la búsqueda de nuevos ideales con los cuales identificarse. En este sentido, y producto de múltiples factores, este proceso puede ser más radical y violento en algunos adolescentes, que conduce ya sea a una decepción de esos ideales y a un aislamiento total (cayendo en períodos de profunda depresión), o a la búsqueda ciega de un sentido de pertenencia, pudiendo llegar a incorporarse a grupos con características de sectas. Ambas vías pueden conducir en casos extremos, a un mismo final: el suicidio".

a poner atención

El profesional advierte cuáles son los cambios a los que hay que poner especial atención en los jóvenes.

"Ambos extremos, ligados al aislamiento depresivo o a la pérdida de subjetividad en beneficio del grupo, pueden ser riesgosos. En este sentido, hay que poner atención en los jóvenes que se aíslan, que no tienen amigos con los cuales intercambiar sus experiencias, que caen en la desesperanza de no ser comprendidos o escuchados por los otros, y/o en sujetos que adoptan drástica e irracionalmente comportamientos impuestos por grupos sectarios. Por otra parte, no en todo joven que se aísla hay un germen de suicidio. Hay muchos adolescentes que tienen un mundo interno muy rico y complejo y que lo expresan a través de la escritura, la música, por ejemplo. Lo importante es que ese joven sienta que puede contar con un grupo de amigos y/o con sus padres, cuando los necesite", señala y advierte que algunos adolescente pueden pasar por períodos depresivos que desaparecen sin intervención de terceros. En otros casos se necesita de la ayuda de un especialista.

Pero ¿qué es conveniente? ¿Que el joven haga su vida normal o que sea separado de su grupo habitual? El académico de la UNAB señala que eso depende, ya que si la depresión ha sido gatillada por un ambiente hostil en el colegio, con malas relaciones y maltrato de parte de sus compañeros, es necesario sacarlo de ese lugar. Hay que encontrar el espacio en que el joven se sienta más seguro, más cómodo y más apoyado, intentando no dejarlo solo.

"Si un hijo ha intentando suicidarse, los padres no deben situarse en la posición de jueces intentando juzgar el comportamiento de su hijo, o ignorarlo, haciendo que nada ha pasado. Al contrario, deben intentar ponerse en la situación de sufrimiento del hijo intentando comprender las causas, los motivos que lo llevaron a cometer este acto. Para eso es mejor trabajar con un especialista. Los padres siempre deben poner atención a los cambios de comportamiento de sus hijos, deben interesarse en las actividades que estos desarrollan y que sepan con quienes se relacionan sus hijos. Pese a la distancia que muchos adolescentes prefieren tener con sus padres (las cosas importantes se las cuentan a los amigos y no a ellos), también necesitan de su apoyo y la contención y de saber que pueden contar con ellos. Muchas veces los padres sancionan la rebeldía del adolescente como algo negativo, pero ocurre que esta rebeldía no es sino un llamado a que los padres se hagan más presentes y que no los sigan tratando como niños. El adolescente también necesita normas y límites", concluye.

"Hay que poner atención en los jóvenes que se aíslan, que no tienen amigos con los cuales intercambiar sus experiencias, que caen en la desesperanza de no ser comprendidos o escuchados por los otros". Rodrigo Cornejo Portilla, sicólogo y académico UNAB.