Hay dos formas de asumir e interpretar lo que sucedió ayer en Costa do Sauípe, con ocasión del sorteo de grupos para la próxima Copa del Mundo que se jugará en Brasil, el año entrante.

A todas luces, el sorteo fue malo, terrible y nefasto para Chile, tomando en cuenta que dos de sus tres rivales son potencias a nivel mundial y, para colmo de males, los últimos finalistas en Sudáfrica 2010.

Así las cosas, Chile deberá lidiar contra el campeón vigente, España y, como si aquello fuese poco, ante el último finalista, Holanda, en un grupo muy complejo.

El debut de la Roja ante Australia (el 13 de junio), asoma como lo más fácil en donde Chile, si pretende clasificar a los octavos de final, deberá eliminar a un gigante europeo. Ahora, si la Roja de Sampaoli clasifica en el segundo lugar del Grupo B, nos tocaría, adivinen... con Brasil, que comanda el Grupo A y que, de seguro, se impondrá en su serie.

Por otro lado -y con una visión más optimista- a lo mejor es bueno que Chile se mida ante potencias para luego escalar y llegar a instancias insospechadas. ¿Nos dará el fútbol para aquello?, esa es la pregunta.