Wanderers cerró el año con un desabrido empate en Quillota
Sebastián Pol anotó el único gol caturro en una jornada para el olvido.
Después de la tarde soleada y con estadio lleno de la jornada sabatina, el panorama en la tarde del domingo era muy distinto en el estadio Bicentenario de Quillota. Estaba nublado y solo un poco más de 1.500 fieles llegaron a ver la despedida de Wanderers en el torneo de Apertura frente a un rival -Antofagasta- que llegaba con alguna opción mínima de acceder a la liguilla.
Ambiente sin duda poco auspicioso, y eso se notó en el trámite lento y con escasa profundidad que ambas escuadras ofrecían sobre el pasto artificial quillotano.
De hecho, sólo en la media de juego se pudieron juntar los delanteros de Wanderers para armar una jugada que pusiera en alerta al arquero antofagastino Jorge Broun. Matías Donoso se descolgó por el sector izquierdo pero, apurado por la línea de fondo, sacó un exigido centro que Marco Sebastián Pol conectó también muy incómodo para mandar la pelota hacia el escenario del "Lucio Fariña".
Los antofagastinos, que poco habían hecho por visitar al portero Mauricio Viana, tuvieron una inmejorable oportunidad de abrir la cuenta en los 42 minutos, pero su goleador Javier Elizondo no estaba en su día y mandó el balón apenas ancho sobre el vertical derecho del arco sur.
ALGO DE EMOCIÓN
ALGO DE EMOCIÓN
El complemento mostró a un Wanderers un poco más ganoso, siempre apoyado en la incansable labor de Pol. El ex atacante de Cobreloa anticipó a todos en una pelota aérea y clavó su cabezazo abajo a la derecha de Broun, en lo que parecía el despertar definitivo de los caturros.
Sin embargo, el CDA algo tenía que decir si es que quería meter algo de presión a los equipos que jugaban más tarde, y por eso el técnico Gustavo Huerta hizo algo poco visto y cuatro minutos después del gol verde, hizo ingresar al mismo tiempo a Luis Valenzuela, Michael Silva y Kevin Harbottle.
Este último y habilidosos volante metió un pase entre los centrales wanderinos (Abarca y Robles) y el joven Luis Cabrera fue más rápido que toda la defensa porteña y batió a Viana con un remate bajo. Iban 33 minutos del complemento y algo se ilusionaron los nortinos. Michael Silva casi liquida ante su ex equipo pero el arquero caturro respondió bien. No mucho más tuvo Antofagasta para desequilibrar.
En el otro arco, Wanderers pudo haber abrochado la victoria de la mano -era que no- de Pol, pero el derechazo bajo del melenudo ariete dio en la base del poste y se fue afuera, llevándose con eso las pretensiones wanderinas de despedirse con un triunfo.
Uno de los pocos satisfechos en las huestes porteñas era Andrés Robles, quien terminó jugando tras un torneo irregular. El mundialista sub 20 indicó que "junto con Juan (Abarca) hicimos bien la tarea de anular a un goleador como Javier (Elizondo). Pese a que juego de volante, me siento más cómodo de central, ya ahí me veo teniendo más continuidad".
Mientras Robles y otros jugadores declaraban, pegados a la reja por fuera del estadio una treintena de enardecidos fanáticos wanderinos expresaban a grito limpio su descontento con la pobre campaña del equipo. Ivo Basay e Ignacio Eguiguren eran los destinatarios de sus epítetos en una temporada en donde el Decano... defraudó.
Jorge Ormeño se manifestó intranquilo, pues el 31 de diciembre vence su contrato y nada le han dicho sobre seguir en Wanderers. La situación no lo tiene contento pero tampoco lo sorprende tanto, pues "ya estoy curado de espanto, serán días de incertidumbre para mí y solo me queda esperar. Todos saben el cariño de mi parte hacia la institución, creo que además no todo fue tan malo, jugamos de visita todo el año y no terminamos peleando la cola como en otros campeonatos".
Sobre si Wanderers puede aspirar a algo más, Ormeño explicó que "necesitamos jugar más al fútbol, nos basamos mucho en lo que hacen arriba Donoso y Pol. Igual son importantes los goleadores... y pensar que dejamos partir a Pablo Calandria, no le tuvimos paciencia".
El capitán inquieto