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Enigma por muerte de quinterano

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Siguen las diligencias policiales tendientes a esclarecer la muerte de un hombre ocurrida este fin de semana en Quintero.

En horas de la noche dos desconocidos llegaron hasta la vivienda de Patricio Tapia Moya, de 27 años, quien se encontraba junto a su pareja.

Aparentemente sin mediar provocación efectuaron dos disparos en su contra, impactándolo en su tórax y el hombro. Malherido, el afectado se subió hasta su vehículo y manejó en dirección al hospital Adriana Cousiño, pero en el trayecto se desvaneció y chocó contra un árbol en la esquina de calle Luis Cousiño con Alonso de Quintero.

Fue llevado hasta el centro asistencial, donde resultaron estériles los esfuerzos médicos por reanimarlo. El Ministerio Público dejó el caso en manos de la Brigada de Homicidios de Valparaíso, los que realizan peritajes para establecer la identidad de los agresores. El cadáver fue remitido al Servicio Médico Legal para la autopsia y posteriormente fue entregado a sus seres queridos.

Fuga de aguas servidas ahuyenta a los turistas

En el cerro Concepción reclaman que problema lleva semanas y no hay solución.
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Indignados se encuentran los vecinos del cerro Concepción, por la presencia de un foco infeccioso que pone en riesgo la salud de los habitantes, y además perjudica el turismo del sector.

El problema se registra en la calle Papudo , específicamente frente al número 462. Gina Astudillo, una de las dueñas del restaurante Il Paparazzo, relata que la situación se arrastra hace un par de semanas, cuando se percataron que en la vereda, afuera de un hostal, surgió una filtración de aguas servidas. Raudamente el mal olor inundó el ambiente, por lo que llamaron a Esval para denunciar el hecho. Dice que al día siguiente del aviso llegaron contratistas de la sanitaria, y efectuaron un forado para arreglar el problema. El hoyo se mantuvo abierto por días, pero el escurrimiento se mantuvo e incluso escurrió hacia las calles Gálvez y Fisher. "Con ese olor los turistas atinaban a mirar y pasan de largo", se queja la comerciante, que alega el hoyo fue tapado, pero la filtración continúa. "En Esval responden que un vecino no colabora para analizar el origen del problema. En el fondo no saben qué pasa, y mientras estamos llenos de moscas y los perros vagos beben esa agua. A lo mejor esperan que nos llenemos de ratones o que una matriz reviente para enfrentar el problema", dice Gina. Temen que sus locales sean cerrados por la autoridad sanitaria por el riesgo infeccioso.