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La historia del profe que se encadenó a La Moneda por sus sueños

Carlos Hidalgo creció entre delincuentes y pastabaseros, pero nunca sucumbió a la calle. Estudió en la U y desarrolló un método para enseñar a los chicos, que fue premiado en Francia.
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Faltaban minutos para las nueve de la mañana del martes 19 de noviembre pasado cuando el profesor de Educación Física, Carlos Hidalgo González, de 30 años, partía a la capital con la idea de hacer historia. Sabía que su vida estaba en riesgo y que todo podía irse al demonio, pero nada lo detuvo.

Se subió a un bus rumbo a Santiago con un objetivo claro: iba a encadenarse en el palacio de la Moneda. Pocos sabían de esta locura del profesor. Su mujer escuchó su idea en silencio y, con ese mismo silencio, lo apoyó. Su madre, su principal mentora, se enteraría horas más tarde por televisión.

Pasadas las 15.30 horas, Hidalgo miró a ambos lados, vio a la guardia de palacio algo despistada por el cambio de turno, dio dos zancadas y escaló hasta una ventana del segundo piso. En su cintura llevaba atada una bolsa con las cadenas y candados para amarrarse. Rápidamente se los puso en la cintura y comenzó a gritar.

"El gobierno no apoya los procesos innovadores, el gobierno te encadena, no te deja surgir; a los profesores no nos dejan hacer innovación, somos premiados afuera y aquí no nos reconocen, trabajamos en poblaciones, en plazas", decía mientras su amiga y socia, Marjorie Peñailillo, "Gigi", repartía volantes a los curiosos, en los que explicaba de qué se trataba la intervención y que no se trataba de ningún atentado, como podría pensarse.

Carlos Hidalgo quedó inconsciente por la golpiza que le dieron los carabineros cuando lo bajaron del segundo piso del palacio presidencial y estuvo siete horas detenido, hasta que la fiscalía decidió dejarlo en libertad y citarlo a declarar por el delito de desórdenes.

Meses antes, Hidalgo y sus dos socias habían recibido una invitación para exponer su método de educación deportiva Evalutile (Educación valórica para el buen uso del tiempo libre) en Roland Garros, Francia. Golpearon todas las puertas y nadie los escuchó. Por un momento, desecharon la idea de viajar, pero unos días antes de la locura que cometió el esforzado profesor villalemanino, el trío de amigos y colegas había sido notificado que no sólo expondrían su novedoso método, sino que también habían sido elegido entre 600 propuestas de 300 países y que serían galardonados. Fue ahí cuando pensó: "Sea como sea, tengo que viajar".

Alexandra Ramírez, una de las profesoras que trabaja con Hidalgo, consiguió un préstamo familiar y tomó un avión rumbo al viejo continente, mientras Hidalgo y "Gigi" se las ingeniaban en Chile para hacer el dinero necesario para tomar un avión rumbo a Francia.

Tenían una semana de plazo, cero pesos y una mochila llena de sueños y esperanzas. Sueños que cumplió el empresario minero Leonardo Farkas, quien conoció su historia y les donó los pasajes y el dinero necesarios para que estuvieran una semana en la Ciudad de la Luz.

Delincuencia y droga

Nacido y criado en la población La Frontera, de Villa Alemana, la infancia del profesor Hidalgo no fue muy fácil. Era el mayor de cuatro hermanos en una familia de papás separados donde el dinero escaseaba. Siempre estudió en escuelas públicas y la mayor parte del día la pasaba jugando en el barrio.

"Donde yo vivo, mis compañeros del colegio tienen mínimo tres hijos; los que no tienen hijos, están o han estado presos. De mi generación, ninguno es profesional, son todos obreros y eso porque se los llevaba la calle, se los llevaba la droga y siempre había problemas. En mi caso, fue mi mamá la que siempre me apoyó, yo veía a los cabros vueltos locos por la pasta, eran mis amigos con los que crecí, pero yo sabía que le debía algo a mi mamá, que era mi guía, y no podía tomar ese camino. Ella trabajaba mucho para sacarme adelante y la calle no me podía llevar. Yo veía que los cabros no salían a jugar conmigo a la pelota y era porque estaban presos. Siempre el más bueno o estaba preso o andaba arrancando porque algo había hecho. Yo estaba rodeado del hampa y es muy difícil mantenerse al margen; hay que tener la claridad para no quedarse pegado en eso", relata el profesor.

Sus colegios fueron las escuelas públicas F-404 y D-411. En primer año medio, con gran esfuerzo, su mamá logró matricularlo en el colegio particular subvencionado Liahona, de El Belloto, donde su llegada no fue nada de fácil.

"Me discriminaban porque yo era el poblacional, era de La Frontera y ellos eran todos hijos de papás, hijos de marinos y de personas que tenían realidades completamente opuestas a las mías y me costó unos dos meses mostrar quién era yo. Después fuimos uno solo, pero esa experiencia me sirvió para darme cuenta de que había vida más allá de la población", recuerda.

Era hiperkinético, inquieto y lo querían tratar por déficit atencional, pero su vida cambió cuando se topó frente a frente con un cassette del rapero RunDMC. En su curiosidad, quiso saber qué decía la letra y se sintió identificado; además, le gustaba la simpleza de la música, que podía tocarse en cualquier parte.

"Sin recursos se podía hacer igual. Después conocí a Krs One y la letra me cautivó, porque en su discurso decía que si uno salía del ghetto, tenía que volver a ayudar, porque esa era la esencia para que más gente saliera del círculo de la pobreza y eso me inspiró", dice el profesor.

EVALUTILE

Hidalgo ingresó a la universidad con la película clara y desde el día uno comenzó a trabajar en su método Evalutile, donde se mezclan las destrezas callejeras como el hip hop, el breakdance y el parkour, entre otras, con la Educación Física.

Cuando salió de la universidad, terminó de construir el marco teórico de su método y empezó la parte práctica, que duró otros cinco años más hasta que por fin, el año 2010, lo terminó. Hoy tiene siete escuelas funcionando a nivel nacional, donde se enseña su método con 16 monitores capacitados, quienes han entrenado a 20 mil niños. Las clases son gratis y se logra el objetivo: enseñar a los niños a usar su tiempo libre en algo productivo.

"Cuando entré a la universidad había recién empezado con el parkour (técnica de desplazamiento usando el cuerpo y sorteando las vallas del camino como muros, árboles, barandas, entre otros). Un día salimos con dos amigos a la calle a practicarlo y a los dos minutos estábamos rodeados de niños. Ahí entendí la responsabilidad que tenía, lo que podía hacer y hasta dónde podía llegar. Esto te enseña a ser perseverante, a ser disciplinado, constante, resilente, a amar lo que haces, a tener sentido de comunidad; es una filosofía detrás de esto y ese es mi norte, que va mucho más allá del entrenamiento físico. Nosotros somos especialistas en la utilización de la tecnología para educar, lo que se llaman las tics (tecnologías de la información y la comunicación)", señala el profesor.

Este método fue el que llegó a oídos del profesor de la Universidad de Concepción Miguel Cornejo, quien es Doctor en Ciencias y Técnicas de la Actividad Física y presidente de la Asociación Latinoamericana de Estudios Socioculturales del Deporte, ALESDE.

El profesor Cornejo fue el responsable de enviar el método Evalutile a L"Agence per l" Education par le Sport en Roland Garros, donde el profesor era parte de la comisión.

En Francia expusieron su conocimiento en dos oportunidades y aprovecharon para hacer lazos con otros exponentes de la cultura urbana, que les permitirán crecer y validar aún más su trabajo.

"El método Evalutile ahora pasará a ser una fundación, lo que nos permitirá postular a recursos para seguir creciendo. Esto no se termina aquí, esto esta recién empezando", dice el porfiado profesor, cuyos videos en youtube ya suman más de 500 mil visitas.

"De mi generación, ninguno es profesional, son todos obreros y eso porque se los llevaba la calle, se los llevaba la droga". Carlos Hidalgo, Profesor de Educación Física premiado en Francia.