Una pareja de pololos de Viña del Mar, que cometió aberraciones sexuales en contra de una menor, fue condenada por la justicia.

El año 2012, la menor A.I.S., de 13 años, conoció por Facebook a C.B.H., de 16. Se hicieron amigas y, a mediados de año, compartieron en la casa del pololo de C.B.H., el copero E.A.V., de 26 años, apodado "El Kiko". En esa ocasión, el sujeto le hizo tocaciones en los senos a la niña, la que después no hizo la denuncia.

La víctima rompió la amistad con su amiga, pero meses después la retomó. El 10 de enero de este año, la niña le pidió a su amiga que le prestara diez mil pesos para comprar una falda y ella respondió que la acompañara a la casa de su pololo, en Achupallas.

Ella no quería pero al final entró al inmueble. Allí se encontró con El Kiko, que le dijo iba a "pagar la deuda con carne".

Bajo amenaza, los pololos llevaron a la menor a un dormitorio, donde el sujeto le hizo tocaciones en los pechos, mientras su polola grababa y/o sacaba fotos con su celular.

violación

Posteriormente, sin su polola, "El Kiko" la llevó a otra pieza, donde la desnudó y, bajo amenaza de que la mataría a ella y su familia, la obligó a que le practicara sexo oral, para luego violarla analmente. La pesadilla continuó en otra pieza con nuevos actos sexuales, grabados por la polola de "El Kiko".

La víctima escapó y se hizo la denuncia. El caso quedó en manos de detectives de la Brigada de Delitos Sexuales de Valparaíso.

En el allanamiento al hogar del inculpado, se encontró en su celular la grabación de una violación. "El Kiko" fue detenido y quedó en prisión preventiva por meses. Ahora se realizó el juicio oral, donde el fiscal Cristian Paredes, gracias a las pruebas, consiguió fuera condenado a presidio efectivo: 6 años y 11 meses por violación y 3 años por abuso sexual. Su polola, de 16 años, fue sentenciada a 3 años, por ser cómplice de violación. Cumplirá en un régimen de libertad asistido especial.

Oscar Albornoz es el subcomisario de la Brisexme que lideró la investigación. Contó que recuperaron evidencia de que los pololos se concertaron por Facebook para el ultraje y grabación de la niña: "De acuerdo a la información que se logró recabar, había una coordinación previa entre el imputado y su pareja. Hubo elementos obtenidos de Facebook que permitieron la detención y posterior condena". No se estableció que hubiera otras víctimas de los pololos, que se acogieron en el juicio a su derecho de guardar silencio, sin explicar a los magistrados su reprochable conducta.

Coludidos por una red social