Fue el martes pasado cuando la quilpueína R.B.M., concurrió a hacer un trámite en el Registro Civil de la Ciudad del Sol. Llegó temprano a hacer la extensa cola para realizar su trámite de renovación de carné de identidad como todos los que llegan a la oficina ubicada en calle Blanco con Lautaro y donde deben esperar varias horas por la atención como ha sido la tónica a nivel nacional en los últimos días.
Pero grande fue su sorpresa cuando se percató de una verdadera mafia al interior y exterior del pequeño recinto donde inescrupulosos venden los números para la atención.
"Se pasean con los números en la mano y te los ofrecen cara de palo, se ven bien ordinarios y son varios. Afuera hay uno que hace como que estaciona los autos y andan con unos jóvenes de unos 15 años en la fila de los certificados. Esa fila es sin número y venden los puestos en 500 pesos", relató la testigo.
R.B.M., se percató que a la mujer que estaba detrás de ella le vendieron un número para sacar carné de indentidad, el sujeto se la llevó hacia un lado, le pasó el papel y ella el dinero.
nadie dice nada
Al interior del recinto, dice R.B.M., nadie dice nada porque es tanta gente que todo se transforma en un caos.
"El lugar es un desorden no hay guardia y atienden casi puras mujeres y un viejito. Adentro andan cuatro que hablan fuerte no dan ni el asiento a las abuelitas, ellos se burlan de lo que hacen pero como son varios y bien malacatosos nadie los enfrenta", dijo la testigo que los describió de estatura baja, morenos de "copete" en el pelo, barba corta "de trasnochado", y quien tiene todo el movimiento es el estacionador de autos que además se coordina con un sujeto alto, gordo y rubio.
La Estrella concurrió al lugar para buscar a los sujetos que mencionó la testigo y fue posible visualizar al estacionador de autos que se ponía en la fila de los certificados donde no hay número. Él hacía la cola que después se la cedía a los usuarios del Registro Civil. Además había una serie de sujetos sospechosos que coincidían con las descripciones otorgadas y que merodeaban el lugar.
El estacionador