Secciones

Mujer postrada no ha salido de su casa en más de 5 años

Clorinda vive en Rodelillo y una pronunciada pendiente y escalas le impiden conectarse con el exterior.
E-mail Compartir

Clorinda Balladares padece hace años una grave diabetes mellitus tipo 2 que la ha dejado postrada en su cama por más de 5 años, debido a que sus dos piernas le fueron amputadas. La mujer, de 56 años de edad, vive en una modesta casa en Rodelillo junto a su hija y nieta, quienes son las encargadas de cuidarla a diario y preocuparse de que pese al gran avance de su enfermedad pueda continuar teniendo una vida digna.

Su hogar se encuentra ubicado en una pronunciada pendiente del cerro, a donde es imposible acceder en una ambulancia o en un carro de bomberos, debido a que el lugar aún no está pavimentado y sólo cuenta con unas escaleras en mal estado.

Es por esto que Clorinda no ha podido dejar su casa en casi 5 años, ni si quiera para tomar un paseo, pues es difícil para su hija poder transportarla por la casa. "Yo a veces miro para afuera y pienso que feliz me tiraría al suelo y saldría arrastrando de aquí", comenta con tristeza.

Clorinda reconoce que sólo ha podido salir brevemente cuando ha sufrido alguna de sus crisis por la diabetes, las que la dejan la mayoría de las veces hospitalizada por grandes periodos de tiempo. Cuando ocurre eso, los paramédicos son quienes la sacan de la casa casi arrastrando y la llevan hasta la ambulancia en una camilla, pues para su hija Gillian le es muy difícil mover sola a su madre.

Para movilizarse por su hogar, Clorinda cuenta con una vieja silla de ruedas que perteneció a su madre. Ésta no está en las condiciones óptimas como para que ella pueda desplazarse correctamente, pues tiene el asiento corrido. Además, como debe pasar largas horas acostada sufre de algunas heridas, pero debido a la falta de dinero no ha podido comprar aún un colchón anti escaras.

Clorinda ha pedido ayuda durante años a las autoridades, quienes hasta el momento no han prestado la suficiente atención a su caso, pues la calle en la que vive recién ahora la están comenzando a arreglar. Estos arreglos le han dado, por fin, una esperanza real de que pronto podrá salir, aunque sólo sea por un breve momento.

Hubo un tiempo en que Clorinda ya no quería seguir luchando y decidió dejar el tratamiento de su enfermedad, pero al enterarse que su hija Gillian estaba embarazada decidió nuevamente retomarlo.

"Yo estoy postrada en cama desde el 2009, empecé con problemas en el pie izquierdo primero. Perdí un dedo, después la mitad del pie, luego el pie completo, después me sacaron la pierna desde la cadera y me la desarticularon. Ahí me dieron 72 horas de vida", pero nada pasó y Clorinda continúo luchando por vivir.

Debido a la amputación de sus dos piernas, esta mujer debe usar pañales a diario, pues no puede levantarse ni siquiera para ir al baño. "Yo controlo esfinter, pero igual de repente me enfermo del estómago, o me vienen unos ahogos y quedo toda sucia. Entonces tengo que estar constantemente usando pañales".

En esto se le va gran parte de su poco sueldo de 80 mil pesos que le da el gobierno gracias a una pensión de invalidez, la cual es una pequeña fuente de ingreso. Además, cuenta con el apoyo de su hija quien combina su trabajo como garzona con los cuidados que debe brindarle a su madre enferma.

Pero Clorinda reconoce que en el últimos tiempo ha recibido algo de ayuda, pues la Intendencia le regaló algunos paquetes de pañales. Además la Iglesia Pompeya, que se encuentra frente a su casa, constantemente ha estado preocupada de su situación y le brinda alguna ayuda.

Clorinda a veces llega a utilizar hasta un paquete completo de pañales. "La gente me dice que cómo me va a costar gastar 4 mil pesos en un paquete de pañales, pero si esto es a diario la cosa se pone difícil", señala la mujer.

su vida

su vida

Clorinda se casó con Manuel Gaete en 1975 y tuvo 3 hijos. Estuvieron casados cerca de 6 años, hasta que un día el hombre salió y jamás volvió, dejando a la mujer a cargo de los niños y de la casa.

Pese a esto, la mujer no le guarda rencor pues reconoce que ni para ella ni para sus hijos la presencia de Manuel fue necesaria en los años que estuvieron solos, ya que pudieron salir adelante sólo con su trabajo y esfuerzo.

Actualmente sólo recibe ayuda de Gillian, ya que sus dos hijos no se han hecho presentes y sólo la llaman por teléfono. Clorinda justifica la situación señalando que los dos tienen mucho trabajo y que por esta razón sólo se comunican con ella en fechas importantes.

Pese a esto, Clorinda ve el futuro con esperanza y junta dinero para tener una casa propia. Su nieta continúa siendo su cable a tierra y la que la impulsa a continuar luchando contra su enfermedad. Sin embargo, reconoce que le gustaría recibir más ayuda, pues es difícil para una mujer sin piernas conseguir dinero para vivir.

El sueño de Clorinda es que en algún momento el estado le entregue a su hija una casa propia, para ello actualmente están ahorrando dinero en una libreta para pronto postular a un subsidio. En este hogar soñado podrían tener un negocio propio, ya que su hija Gillian es manipuladora de alimento, de esta manera no tendría que dejar sola a su madres y podría trabajar desde su casa. Además espera que la nueva casa se encuentra junto a la calle para así poder sali más facilmente y tomar aire cuando lo desee.

Futuro

"Yo a veces miro para afuera y pienso que feliz me tiraría al suelo y saldría arrastrando de aquí". Clorinda Balladares Mujer que lleva 5 años postrada