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Los Rojelios temen tocar en la calle porque les pasan partes

Conocida familia musical, que se presenta en la plaza Victoria y en Bellavista, acusa persecución en su contra.
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Se hicieron conocidos por tocar Son cubano en la plaza Victoria y porque en el grupo destacan dos pequeñas: las hermanas gemelas Julieta y Matilda, quienes llevan varios años ya cantando junto a sus padres. Son Los Rojelios, grupo musical callejero que a pesar de ser queridos por los porteños, últimamente no se atreven a salir a trabajar, luego de que a fines del año pasado les pasaran un parte mientras actuaban en calle Bellavista.

Fue el 10 de diciembre pasado cuando Carabineros los multó por tocar en la vía pública: por no tener permiso municipal, porque en la banda participan dos menores de edad y por comercio ambulante. "Nosotros no vendemos nada; y con respecto a las niñas, llevamos al juzgado todos los papeles del Sename y quedó pendiente sólo lo del permiso", señaló Andrea Aguirre, la voz femenina de Los Rojelios y madre de las pequeñas.

Según la artista, se cometieron varias irregularidades en su caso. "Se dictó sentencia el mismo día en que nos pasaron el parte y hay 15 días para apelar, pero resulta que los papeles con la sentencia nos llegaron recién el viernes -los mandaron por correo-, cuando ya se había vencido el plazo".

En la sentencia se obliga a cada uno de los integrantes adultos del grupo (el otro es Fernando Campos, marido a Andrea Aguirre) a pagar poco más de $122.000. Y como ya están atrasados en cualquier momento los podrían tomar presos.

"Estamos con miedo porque nos pueden llevar presos en cualquier momento. No nos dieron tiempo de apelar ni nada", aseguró Campos. Mientras que Aguirre advirtió que si no cancelan se arriesgan a quince días de reclusión nocturna. "Más encima nos pusieron la pena máxima", lamentó.

sename

Andrea y Fernando comenzaron a tocar en la calle hace varios años. Cuando nacieron sus hijas decidieron parar. Ella, como es profesora de música trabajó en un colegio y dejaron las presentaciones callejeras para el verano. "Tocábamos con las niñas a nuestro lado y hace dos años más o menos ellas solas comenzaron a integrarse y a tocar, fue algo natural", relató Andrea Aguirre.

Pasó el tiempo y la pareja tomó la decisión de ser una "familia musical" y trabajar en la calle. Inscribieron a Julieta y Matilda para dar exámenes libres y las niñas empezaron a estudiar en casa. Primero les enseñaba ella, pero ese sistema no les funcionó, así que optaron por contratar profesores particulares.

El año pasado debieron enfrentar un juicio luego que el Sename los demandara por trabajar con sus hijas, sin embargo, el resultado fue a favor de ellos. "El juez dictaminó que no estábamos infringiendo la ley porque en Chile la norma dice que el "arte no es considerado un trabajo". Al final podemos seguir así", explicó Campos.

En todo caso, Andrea Aguirre advirtió que fueron ellos quienes se acercaron al Sename. "No es que nos pillaron en la calle y nos demandaron. Nosotros nos acercamos a la entidad para dejar todo en regla y la única forma de resolverlo era a través de un juicio".

Las niñas actualmente se encuentran de vacaciones y pasaron a segundo básico con promedio 6,6. Además están aprendiendo música, Julieta violín y Matilda flauta traversa. "Les estoy enseñando lo básico y espero que este año puedan ingresar al conservatorio".

ayuda

Lo que no entienden estos músicos es por qué se persigue tanto a los artistas callejeros, cuando lo que ellos hacen es tan bien recibido por el público y no le hace mal a nadie. "Nuestras autoridades ven lo que hacemos como algo malo. Nos persiguen, multan y castigan", destacó Campos.

Lamentablemente no existen los permisos municipales para hacer música en la calle. Eso sí, Los Rojelios consiguieron que la Dirección de Cultura de la municipalidad de Valparaíso les extendiera una carta de apoyo la que exhiben cada vez que es necesario.

"Además hay un artículo en la ley que creó el Consejo de la Cultura donde la entidad se compromete a defender la difusión de la cultura en Chile, en todo el territorio. Entonces la municipalidad debiera dar los permisos, es ésta es la Capital Cultural de Chile", enfatizó Andrea Aguirre.

"Estamos con miedo porque nos pueden llevar presos en cualquier momento". Fernando Campos, músico de Los Rojelios

Los Rojelios interpusieron un reclamo en contra del juez que dictó la sentencia en la Corte de Apelaciones de Valparaíso y también esperan presentar un Recurso de Protección, sin embargo no han conseguido un abogado.

Mientras tanto, pasan los días en la casa familiar del cerro O"Higgins, donde las niñas se dedican a tocar música y jugar. Dicen que no se atreven a salir a la calle, situación que los complica porque de eso viven. "A nosotros nos alcanza con lo reunimos, somos felices así. Si no ya estaríamos haciendo otra cosa", comentaron Los Rojelios.

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