Voluntarios se unen para funar a la ley de caza
Juan Carlos Oróstica y Katherine Uribe, dos acérrimos defensores de los derechos de los animales, han seguido desde Valparaíso y muy de cerca el proceso de la nueva ley de caza. Para ellos, esta medida constituye una espada de dos filos, pues creen que el hecho que cualquier persona pueda obtener el permiso para cazar o capturar perros asilvestrados y otras especies, puede provocar el caos.
Catherine, por ejemplo, recuerda al hombre del cerro Bellavista, que se instalaba en el balcón de su casa a dispararle postones a los gatos. "Si él pudiera obtener ese permiso, seguramente se prepararía con su escopeta para salir e ir a dispararle a los animales con el amparo de la ley. Nosotros lo denunciaríamos, pero no seríamos escuchados, puesto que la modificación a la ley estaría a su favor", lamenta la porteña.
Por esta razón, ambos jóvenes, como animalistas de la V Región, han decidido unirse y participar de la funa nacional que diversos grupos están convocando. En Valparaíso, se realizará en la plaza Victoria, desde las 18.00 horas, con la intención de llegar al Congreso.
La modificación
Juan Carlos Oróstica indica que conocen muy bien la ley y que por ello tienen tanta preocupación.
"El 2 de enero, el ministerio de Agricultura, en conjunto con la presidencia de la República, firmaron un reglamento de caza, que en el artículo 28 modifican ciertas partes y autorizan la matanza de perros asilvestrados; esto quiere decir que perros que se encuentren a más de 400 metros de cualquier radio urbano, son considerados perros asilvestrados y pueden ser cazados con cualquier método", advierte intranquilo.
El Servicio Agrícola y Ganadero está al tanto de esta iniciativa animalista, pero manifestó que la modificación también es para beneficio del ser humano, sobre todo para aquellas personas que tienen ganado y ven sus animales atacados por los perros asilvestrados.
"Dentro de la propuesta, se incluye un cambio relativo a las jaurías de perros salvajes en zonas rurales, declarándolos especies dañinas, lo que implica que podrían ser cazados o capturados en las zonas rurales, siempre que se cumpla con todas las exigencias señaladas en la Ley de Caza y su reglamento. Es fundamental enfatizar en que los perros salvajes a los que alude la modificación no tiene ninguna relación con los perros abandonados de las ciudades. Las jaurías de perros asilvestrados son carnívoros que procuran su alimento cazando, generando con esto un fuerte impacto en las poblaciones de animales silvestres (camélidos, huemul, pudú, aves), en el ganado domestico (vacuno, ovino, caprino) y en aves de corral. Incluso, en algunos casos, son capaces de atacar al ser humano", señalan en el SAG.
Respecto al daño que estos perros habrían causado al ecosistema, el organismo detalló que "57 mil ovinos al año mueren producto de estos ataques, el 30% de las crías de huemul en Lago Cochrane murió por la misma causa el 2005 y aproximadamente el 70% de los pudú que llega a los Centros de Rehabilitación de Fauna Silvestre en Temuco y Valdivia han sido víctimas de estas especies.