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El último funcionario romántico del Registro Civil

Ramón Rubilar lleva casi 20 años uniendo parejas para toda la vida y todavía se emociona, a veces hasta las lágrimas. Mientras la cantidad de matrimonios ha caído en un 2,8% en los últimos dos años, este oficial civil aún cree en el amor.
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Ramón Rubilar tiene 59 años y lleva casi 40 como funcionario del Registro Civil. Hace casi dos décadas, calcula, se convirtió en oficial civil y, entre todas las labores que debe cumplir, la que más le gusta es unir a las parejas en matrimonio, porque "uno hace feliz a las parejas que se casan", dice.

Después de todos estos años, Ramón cuenta que a veces se topa en la calle con parejas que ha casado, que lo reconocen y le muestran a sus hijos. Para él, esto es el resultado de ser "carismático". Asegura que la clave está en hacer participar a todos en la ceremonia: "Les pido a los novios que me cuenten la historia de su amor", revela, y con eso crea ambiente.

Matrimonios en baja

Según cifras entregadas por el Registro Civil, en los últimos dos años la cantidad de parejas que contrajeron matrimonio ha bajado. Así, mientras entre 2010 y 2011 aumentaron los matrimonios en un 6,3%, en 2012 la cifra cayó en un 1,2% y en 2013, un 2,8%.

"Ahora las mujeres están más quisquillosas y los varones no quieren perder su libertad", reflexiona Ramón. Pese a todo, este oficial de la comuna de San Joaquín no cree que los matrimonios estén en baja, pero sí que han cambiado: "Ahora, con la tecnología, muchos se conocen chateando".

Recuerda que conoció a una pareja formada por un chileno y una española que se conocieron por internet. Él, enamorado, la fue a buscar a España. Se vinieron juntos y Ramón los casó. Cuenta que todavía tiene guardada la carta que ella le escribió al novio y que leyó en la ceremonia.

Rubilar se declara un romántico. "Soy descendiente de francés y los franceses son románticos", explica.

Por eso, se preocupa de que cada matrimonio sea único. "Si el ambiente es bueno, se hacen buenas ceremonias", dice. Y para hacerlo, usa su experiencia para improvisar palabras dedicadas a los novios. Incluso lleva una banda sonora ad hoc a las ceremonias. André Rieu, el famoso violinista holandés, es uno de sus favoritos.

Ramón cuenta que cuando recién comenzó en el oficio de unir enamorados, tenía un discurso preparado para todos los matrimonios, pero ya no lo necesita. "Es cosa de tener una buena llegada con el público", asegura.

Enfermos y militares

Ramón es viudo y tiene dos hijos, pero no se ha vuelto a casar. Eso sí, no cierra la opción. "Quién sabe", dice.

Aún recuerda el primer matrimonio que ofició: fue a una persona desahuciada en el hospital Barros Luco, y de testigo hubo doctores y enfermeras. "Ahí uno tiene que modificar un poco los artículos. No se dice "para procrear", esa parte no se lee", confidencia.

Estas situaciones están reguladas por un "artículo de muerte", que exige que los doctores acrediten que la persona que se va a casar está en plena consciencia.

Ramón no puede elegir una historia. Para él, muchos matrimonios son bonitos, por lo que a veces se emociona, incluso hasta las lágrimas. Entre muchas anécdotas, recuerda a un coronel en retiro de las Fuerzas Armadas que le pidió hora para casarse con su hermana. Quería dejarle la pensión de retiro, pero la ley prohibe que se casen familiares.

Por curioso que parezca, Rubilar no cree en el amor para toda la vida, pero sí en el matrimonio, porque "es bueno tener a alguien, la soledad mata". Su romanticismo lo ha hecho famoso: reconoce que es uno de los oficiales más conocidos del Registro Civil y que incluso ha salido en televisión, y eso le gusta.

El oficial también se ha hecho conocido entre extranjeros. Cuenta que muchos le han dejado banderas de recuerdo. Su colección ya asciende a 18 símbolos de parejas que ha unido. Son banderas de amor, dice.

"Soy descendiente de francés, y los franceses son románticos. Si el ambiente es bueno, se hacen buenas ceremonias". Ramón Rubilar, oficial civil.

Según datos entregados por el Registro Civil, la cantidad de divorcios no ha variado demasiado en los últimos dos años. En 2005 (primer año desde la entrada en vigencia de la ley) hubo 1.191 divorcios tramitados, llegando en 2009 a un peak de 53.555. Desde ahí la cifra ha tendido a bajar hasta los 48.272 en 2013.

El sicólogo y académico de la Universidad Mayor, Edmundo Campusano, explica que la tendencia a la estabilización de la cifra de divorcio tiene que ver con que las personas valoran lo novedoso, por lo que era algo esperable que en los primeros años se disparara y que luego fuera bajando hasta normalizarse.

Los divorcios se estabilizan