El histórico encuentro entre Shirley Temple y los marinos chilenos
Fotografía rescatada recuerda la cita con "Ricitos de oro", fallecida el 10 de febrero.
Para 1936, a sus escasos ocho años de edad, Shirley Temple ya era considerada una celebridad mayor: no sólo era la actriz más lucrativa, popular, adorada y mejor cotizada de los estudios Fox, sino que ya había ganado un premio Oscar especial al Intérprete Juvenil (en 1935) y había estampado sus huellas en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Sin lugar a dudas, "Ricitos de oro" era la mayor celebridad de la época y, durante muchos años la joven actriz fue la favorita de la prensa y del público, que se rendía a sus pies por su encanto personal, su belleza, sus pasos de baile y el impecable profesionalismo con el que encarnaba sus personajes.
Y fue precisamente en aquel año, 1936, cuando Shirley Temple -quien falleció hace apenas unos días, a la edad de 85 años- tuvo un encuentro cercano con Chile, hasta donde irradiaba la estela de su popularidad.
El encuentro, hasta ahora desconocido u olvidado, ocurrió el 14 de marzo de 1936, en los estudios de la 20th Century Fox, en Los Ángeles, Estados Unidos. Hasta allí llegaron los marinos que viajaban en el crucero anual de instrucción de la Armada, que ese año tuvo como uno de sus destinos el puerto norteamericano. Con su característico encanto, la pequeña "Ricitos de oro" se atavió como "marinerita" y recibió a los tenientes y guardiamarinas chilenos, que posaron con ella para una histórica fotografía, recientemente rescatada por uno de los descendientes de aquellos marinos.
De acuerdo a la información recabada por los familiares de los protagonistas de este histórica momento, en la foto aparecen el guardiamarina Rolando Robinson Hanne (tercero de izquierda a derecha), el guardiamarina Samuel Ruiz Le Beuffe (sexto en la fila) y el teniente primero Jorge Morales Cañas (séptimo), entre otros.
Considerada una niña prodigio por su habilidad como actriz y bailarina, la fama de Shirley Temple declinó al entrar en la adolescencia, aunque siguió activa en el cine hasta finales de la década de 1940, para terminar su vida como diplomática, trabajando en la Casa Blanca.