Partieron sentadas, silenciosas. Observaban atentas sin saber qué hacer. Las fanáticas recibieron a Ana Gabriel con emoción y ella les retribuyó entonando "Soy como quise ser".
Diecinueve años después, volvía a la Quinta Vergara y otra vez lograba triunfar en Viña del Mar, quien alguna vez fuera declarada "Visita ilustre" de la Ciudad Jardín. Una vieja conocida por estos lados, tanto que recibió el "Copihue de oro" al artista más popular de este certamen.
Y si bien sus seguidoras partieron tranquilas, a medida que fueron entrando en calor con las canciones románticas de su ídola, también se fueron soltando las trenzas. La mayoría se paró en su asiento, gritó, bailó y varias soltaron lágrimas, en especial cuando la mexicana interpretó "Hasta que te conocí".
Las señoras se desataron. La mujer que aporta la banda sonora de sus días, desde los años "90 hasta ahora, estaba ahí, frente a ellas y las complacía con temas como "Ahora", "Huelo a soledad", "Sin problemas" y "Mar y arena".
Durante su show, Ana Gabriel hizo referencia al tiempo que estuvo alejada de la Quinta Vergara y reconoció que los años han pasado por ella. Pero con picardía, también comentó: "Las maduritas podemos hacer feliz a la gente... No me caigo de madura tampoco". Tal comentario fue aplaudido por las presentes, todas señoras que hace rato ya superaron los 50 años.
pura nostalgia
Acompañada por una gran orquesta, que incluía a un grupo de charros y un importante número de cuerdas, Ana Gabriel ofreció un show correcto, nostálgico, plagado de recuerdos. Si bien al principio el sonido en la Quinta Vergara no fue el mejor -la música se escuchaba más fuerte que la voz de la cantante-, a medida que fue avanzando se arregló.
En la mitad de su entrega vinieron algunos de sus clásicos más recordados como "Pecado original", "Amiga", "Evidencias" y "Luna". No había rincón de la Quinta Vergara donde no se corearan los temas. Si hasta los vendedores de bebidas las recitaban de memoria mientras hacían su trabajo en los pasillos del anfiteatro.
Y así como el público presente se había entregado a la cantante, en sus casas los televidentes también estaban pegados, otorgándole al Festival de Viña del Mar el peak de sintonía más alto de lo que va de certamen, con 48 puntos.
Hacia el final vendría el momento más alto del show, sus máximos temas, esos hechos para cortarse las venas. Vinieron juntos "Quién como tú" y "Simplemente amigos". El "Monstruo" cantaba a rabiar, por fin se escuchaba con claridad.
Pero Ana debía irse. Los animadores salieron a despedirla; ella, respetuosa, sabía que su show debía terminar. El público quería más y comenzó a pifiar incluso antes de que ella se fuera. Dijo adiós con "Gracias a la vida" (tal como Laura Pausini) y no volvió más. Aunque sus fanáticas la pedían a rabiar y abuchearon incluso durante los comerciales.
Y no se callaron más, ni cuando Ruddy Rey ya estaba en el escenario.
Llamó la atención la cercanía de Ana Gabriel con la alcaldesa de Viña del Mar, Virginia Reginato. Antes de que le entregaran los premios, le agradeció por haberla invitado al show y contó cómo la propia Reginato llamó a Chilevisión para pedir que la contrataran. Seis veces mencionó la cantante a su amiga. La alcaldesa hasta se subió al escenario para entregarle ella misma el "Copihue de oro" a la artista más popular.
Las amiguis