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Los cazadores de las rarezas de Valparaíso

Marco Herrera y Christian Morales ya tienen dos libros gráficos que son un compilado actual de los personajes y lugares más curiosos, freak y peculiares del Puerto.
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"Valparaíso se me imagina como una prostituta vieja, que debería estar retirada, disfrutando de las ganancias de sus años buenos, pero no, los cafiches del carrete siguen abusando de ella. Esta debe ser la ciudad donde hay más bares y todos se sienten con el derecho de dejar la embarrada cuando hay fiestas, sobre todo para Año Nuevo, donde la ciudad es invadida por los bárbaros", señala Marco Herrera, periodista, académico y autor, junto a Christian Morales, de los libros Valparaíso No Patrimonial, que reúne las rarezas, las peculiaridades, de personajes y lugares de este Puerto.

El primer libro salió en diciembre del 2011. Entre sus autores también se sumó Patricio Díaz. Fue todo un evento, ya que por primera vez un texto se salía del formato tradicional, y se atrevía a mostrar, en forma ilustrada, las verdaderas razones que convierten a Valparaíso en una de las ciudades más singulares y únicas del país. En sus páginas jamás se habló de los poetas, de la historia de los ascensores o de la desaparecida bohemia de Los Siete Espejos, por el contrario, se habla de la disquería del "Bigote", del monumento al WC, del hombre que tiene pirámides en la fachada de su casa y mucho más.

Fue todo un éxito, no sólo de ventas, sino que también de crítica, y que obligó a los autores a realizar una segunda parte, donde recolectaron más datos freak sobre la ciudad y los llevaron a un texto (editado por Ocho Libros) lleno de fotografías y entretenidos textos.

CON UN PAR DE RONES

Christian Morales explica que el libro nace "a partir de una serie de conversaciones sobre hacer algo entretenido con Valparaíso al alero de divagaciones y un par de rones de tercera. Esta ciudad es el lugar donde vivimos, trabajamos y pasamos la mayor parte del tiempo. No somos nacidos en la zona y eso nos permitió una mirada más amplia y menos prejuiciada con el entorno donde hacemos nuestra vida. Muchas cosas nos llamaron la atención de este diario vivir, que fueron el pie forzado, por lo demás, nadie había reparado en ellas con el punto de vista que nos habíamos planteado y con el cual fueron pensados estos dos libros"

Al comienzo querían hacer un libro más tradicional, con una historia y un índice, "pero nos dimos cuenta que esa estructura no tenía nada que ver con Valparaíso, que es una ciudad despelotada, sin orden, híbrida. Entonces los libros quieren mostrar eso, ese desorden natural de la ciudad que muchas veces empelota".

Para elegir los temas, que van desde viejos que se ganan la vida como semáforos humanos o la administradora de un night club que reparte a sus clientes a domicilio, Christian Morales explica que "se partió con un catastro bastante pequeño de lo que cada uno sabía. Luego, mientras lo hacíamos, iban apareciendo más y más cosas, algunas por sugerencias de amigos, por casualidad o simplemente porque pasábamos por ahí. Por ejemplo, el caso de por qué Valparaíso no tiene McDonald, se debió a una conversación entre Marco y yo pasando por fuera del Congreso Nacional buscando algún lugar donde poder comer algo rápido. Así nació la pregunta y la respuesta que aparece en el libro. Y la selección no tiene nada fuera de lo común, obedece en estricto rigor a cómo vemos Valparaíso: una ciudad donde todo puede suceder, todo puede aparecer. Negamos hasta las categorías y el número de las páginas en los libros. Lo abres en cualquier lugar como lo cierras en otro".

Una de las características del libro es que aparecen esos personajes porteños actuales, nada que ver con Emile Dubois o Rubén Darío. Son los hombres y mujeres que, por tener una característica única, siempre los vemos y recordamos en las calles. Está el organillero, el mecánico de bicicletas, mueblistas anarquistas, entre otros. Cuando aparecieron, señala Marco Herrera, "no lo podían creer, verse en un libro de calidad retratados, los ponía contentos, era como si se hubiesen ganado el Loto. Creo que hay un tema con el reconocimiento y la valoración de la vida, del esfuerzo y el trabajo. Muchos nos decían que las autoridades habían nombrado sus negocios o a ellos mismos patrimonios vivos o valiosos, y que eso de nada les servía. Pero se sentían felices de aparecer en un libro".

LA EDITORIAL

Su llegada a la editorial Ocho Libros fue simplemente tocando la puerta y mostrando el proyecto. Christian Morales relata que "fue la editorial que se acomodaba a este tipo de libro, muy visual. La categoría es "Crónica fotográfica urbana" aunque aún no sabemos si tiene algún valor patrimonial. Dicen que sí. Ocho Libros tomó la decisión de editar el libro corriendo con todos los gastos y asegurándonos un porcentaje. Era la primera vez que nos editaban de verdad. Fue tanta la libertad creativa que se nos permitió en todo el proceso, que el editor general, Gonzalo Badal, solo intervino sugiriendo el título final: "Valparaíso No patrimonial". En un principio era "Valparaíso Patrimonial" (la palabra Patrimonial tachada) lo que significaba negar una vez el valor patrimonial del libro, pero al poner "No patrimonial" y la palabra Patrimonial tachada es negar dos veces y ser verdadero. Ahora somos editores de Ocho Libros y tenemos varias publicaciones más en carpeta para este año y que no tienen que ver con Valparaíso".

GRITO DE ADVERTENCIA

Para el periodista Marco Herrera los libros "Valparaíso No Patrimonial" son un grito de advertencia, para que la ciudad no pierda su verdadero patrimonio, que es su gente, su estilo de vida, su diversidad, su humanismo; frente a lo invasivo y destructivo que puede ser el desmedido afán de lucro que se instaló en la ciudad. Esta toda esta cuestión de los hoteles boutique, los restoranes exclusivos, el inminente mall Barón, los hipermercados, que van destruyendo la diversidad identitaria del puerto. Y eso se ve en los cerros patrimoniales, todos los negocios lucen los mismos letreros verdes donados por una cervecería, todo está uniformado. Ya aparecieron los condominios, los lofts; unos dirán que es la modernidad, pero ese desarrollo no puede ser a costa de la historia del Puerto y en eso tienen mucha responsabilidad las autoridades de la ciudad, sean del color que sean". j

"Valparaíso se me imagina como una prostituta vieja, que debería estar retirada, disfrutando de las ganancias de sus años buenos, pero no, los cafiches del carrete siguen abusando de ella". Marco Herrera, "periodista y coautor de los libros "Valparaíso No Patrimonial".