"Conocí el caos total cuando estuve en Haití"
Heriberto Pérez, jefe del Samu Viña-Quillota, relata su experiencia en el terremoto que azotó a ese país en 2010 y que dejó 316.000 muertos. También explica la evolución que ha tenido el tratamiento de las emergencias en Chile.
El 12 de enero de 2010, un violento terremoto azotó Haití. En el sismo fallecieron 316.000 personas, 350.000 quedaron heridas y más de 1,5 millones se quedaron sin hogar, convirtiéndose en una de las catástrofes humanas más graves de la historia.
El ministro de Salud de Chile de la época, Álvaro Erazo, llamó entonces al médico viñamarino Heriberto Pérez, quien en ese momento ocupaba la presidencia de la Asociación Nacional Chilena Pre Hospitalaria, y le pidió voluntarios para partir a la zona del desastre.
"Me metí a un café internet y desde ahí le mandé un correo a todos los Samu (Servicio de Atención Médica de Urgencia) del país. En cuestión de minutos tenía 70 personas listas para partir. En la noche estábamos volando a Puerto Príncipe 20 personas y fuimos los primeros en llegar, ya que los únicos que habían eran unos cubanos que estaban hace seis meses trabajando en ese país", explica el médico.
Ahí les tocó asumir la administración de la atención médica del hospital más importante de Puerto Príncipe, el Centro Asistencial Universitario. "A ese hospital no le pasó nada arquitectónicamente, pero funcionalmente estaba colapsado en un 100%. Todo el personal haitiano se había ido para su casa, había dos mil heridos, cada uno con dos o tres familiares. Eran seis mil personas. Era el caos y puedo decir que yo lo vi con mis propios ojos. A todo esto se le suma que no hablan español, sino que un tipo de francés llamado creolé. No había suministros básicos: agua, electricidad, manejo de excretas, manejo de basura, manejo de cadáveres, laboratorio clínica, radiología y ninguna unidad de cuidados intensivos en todo Haití", relata Heriberto Pérez.
El médico tuvo que gestionar ese hospital, ordenarlo y formular un plan de atención de emergencia. Fue impactante y no tiene registros de todas las personas que los médicos atendieron. A los diez días volvió a Chile, luego de que llegara un equipo de relevo, además de otros equipos médicos españoles e internacionales.
Volvió cansado, sin saber que faltaban pocos días para que un terremoto azotara nuestro país y nuevamente se pusiera a la cabeza de un equipo de emergencia, que tuvo que ir al sur.
"Algo que nunca se informó fue que a las ocho de la mañana (el terremoto en Chile había sido a las 03.20) había un grupo del Samu que se estaba embarcando para Juan Fernández y se desconocía si la pista de aterrizaje estaba operativa. Los funcionarios partieron igual, sabiendo que podrían devolverse. El doctor Cid encabezó ese operativo", explica el profesional.
Heriberto Pérez encabezó un grupo que visitó Talcahuano, Tomé, Coliumo, Dichato, Las Canchas y Tumbes, donde organizó la atención de emergencia de los cientos de heridos que había dejado el violento movimiento sísmico y el tsunami.
DOBLE SUICIDIO
Pero los funcionarios del Samu no sólo atienden emergencias en catástrofes, sino que están todos los días llegando a emergencias de todo tipo.
Hace algunos días, los funcionarios del Samu estaban confirmando el fallecimiento de una mujer suicida, que se había lanzado desde un 19 piso en Viña del Mar, y vivieron un momento terriblemente dramático.
"La alarma se activó señalando que una persona se había lanzado desde un edificio en Viña del Mar. El procedimiento habitual es que vaya una ambulancia con enfermero y paramédico. Junto a carabineros se constató la muerte de la suicida. De repente llegó una segunda mujer que manifiesta su dolor y sorpresa por el fallecimiento de su hermana. Ella señala que irá al departamento para hablar por teléfono y termina lanzándose frente a todos los funcionarios. Esto creo una situación súper compleja del punto de vista policial, legal y médico. Esta intervención tuvo que ser reforzada y concurrió el jefe de turno y yo, que soy el jefe del Samu", relata el médico Heriberto Pérez.
Esta dramática emergencia grafica la complejidad del trabajo que realiza el Samu en la región, donde sus funcionarios muchas veces terminan heridos o con daños sicológicos producto de las emergencias que tienen que enfrentar.
la evolución del samu
Heriberto Pérez está trabajando en este servicio desde que fue creado en 1983 y ha sido uno de los impulsores de la modernización y aumento de la eficiencia que ha tenido el Samu de la región y el país.
El médico trabajaba en el año 1984 en el hospital Carlos Van Buren. Junto a otros colegas centraban su atención en los pacientes politraumatizados que llegaban de los accidentes de tránsito y se dieron cuenta de que no cumplían con los estándares internacionales desde el punto de vista de la oportunidad de la atención.
"Esto significa que nosotros debíamos llegar antes de las cuatro horas al lugar del accidente o de la emergencia. Esa era la manera más eficiente de reducir la mortalidad de las personas. Esto fue descubierto en las guerras, desde la Primera Guerra Mundial hasta Irak, donde los militares tienen un hospital en la retaguardia, que atiende en forma inmediata a los heridos. La llegada de los helicópteros aceleró aún más la atención y disminuyó mucho más la mortalidad", explica el profesional.
La rapidez en la atención era un factor probado y debían instalarlo en Chile. En ese tiempo, la mayoría de los heridos en accidentes llegaba a los hospitales por sus propios medios. Existía un teléfono de emergencia que estaba instalado en un pasillo de los centros asistenciales y que contestaba cualquier funcionario, que tomaba los datos, los anotaba en un papel, los juntaba con otros y el vehículo salía, sin contar con radio o teléfonos celulares, a una ronda por la ciudad.
Desde el año 1993 se comenzó a reformular todo, especialmente observando el sistema de emergencia en Francia, donde un grupo de médicos fue invitado, incluido Heriberto Pérez.
"Nos dimos cuenta de que teníamos que reformular la oportunidad y con ello el sistema. Pero para mejorar la calidad debíamos tener equipamiento adecuado, personal adecuado y médicos que pudieran salir a la calle. Ahí nos encontramos con un complejo paradigma, ya que todos los médicos en Chile están formados para trabajar dentro de hospitales, no en la calle. Todos los que habían estudiado urgencia, lo hacían dentro de los establecimientos", explica el médico.
Desde el año 1990 se resuelve tener un teléfono único de urgencia y no estar llamando a cada hospital en particular. Así nace el 131. "Después vino el concepto de la regulación médica, donde las llamadas no se recibirían más en el pasillo del hospital, sino que en un call center, donde se recepciona la llamada de urgencia, se localiza, se prioriza y se toma la decisiones", explica el profesional.
Este sistema logró que todo fuera más eficiente, "especialmente porque se ha comprobado que de cada 100 personas que piden una ambulancia, 40 no la requieren. De los pacientes que requieren urgencia, sólo el 15% necesita un vehículo de avanzada, con médicos y aparatos más complejos. Al discriminar todo eso, se logra reducir costos y ser mucho más efectivo".
"En el hospital no había suministros básicos: agua, electricidad, manejo de excretas, manejo de basura, manejo de cadáveres, laboratorio clínica, radiología y ninguna unidad de cuidados intensivos en todo Haití". Heriberto Pérez, Jefe del Samu Viña-Quillota.
Actualmente el sistema de comunicación del Samu regional está en todo un proceso de transformación, donde se instalará un moderno call center que atenderá todas las llamadas de la región y que contará con cartografía digital, un sistema de comunicación radial unido a toda la red, gps, registro de llamadas y otros adelantos.
Modernización del call center