Paola Otto vive en la subida El Vergel, del cerro La Cruz, y el sábado recién pasado estaba en el patio de su casa de concreto mirando desde dónde venían las llamas. Nunca pensó que llegarían hasta su barrio, pero cuando se dio cuenta de que ya estaban encima, agarró una maleta y metió adentro lo más valioso. La pasó a dejar donde su mamá, que vive más abajo, y junto a su familia partió al plan, pensando en que su linda casa sería devorada por el fuego.

A las dos de la mañana del domingo, un vecino la llamó con una sorprendente noticia. Le dijo "no le pasó nada a tu casa, devuélvete que andan muchas personas de afuera con malas intenciones".

Paola no lo podía creer. "Yo me ponía a reír, después lloraba, después me reía. No sabían lo que me pasaba. Es que no lo podía creer, mi casa estaba intacta, era un verdadero milagro. Antes de partir, yo había dado todo por perdido", relata.

Pero como la vida a veces es irónica, aquella maleta que puso a resguardo donde su mamá -y que contenía dinero, una chequera, la ropa y juguetes importantes de su hija pequeña, además de elementos electrónicos, como un computador- fue consumida junto a la casa de sus papás.

"A mi hija, que la fui a dejar a Placeres para que no viera todo esto, le tuve que explicar que sus juguetes ya no estaban y que de a poco podríamos recuperarlos. Pero eso no es nada, porque mi casa está intacta, no le pasó absolutamente nada, entonces no puedo ser mal agradecida, sería muy injusto", agrega.

Al buscar una explicación, Paola Otto no encuentra ninguna: "Dicen que porque tengo un muro de cemento que me protege, o porque al lado de abajo no hay otra casa, pero la de arriba quedó completamente destruida. Si las plantas fueron las únicas afectadas..".

El resto de su familia, sin embargo, no tuvo la misma suerte, por lo que recibió a varios de ellos en su casa; entre ellos, sus padres. "Están todos los que puedo tener. Además, en la medida de lo posible estoy ayudando a mis vecinos, les presto el baño porque afortunadamente tengo dos", comenta.