Marion Parada lleva nueve años en la Segunda Compañía de Bomberos de La Calera. El pasado fin de semana, tal como la mayoría de los voluntarios de toda la región, debieron desplazarse a Valparaíso. Ahí los esperaba un infierno.

Pero el viaje de Marion era particularmente especial. En el mismo carro de su compañía iba Matías Velásquez, su hijo de 17 años y quien desde hace 9 años pasea por el cuartel, ubicado en pleno centro de la Ciudad del Cemento. Él, aún estudiante de colegio, no es capaz de dimensionar la emergencia que estuvo compartiendo con su madre: "Trabajar con ella ese incendio fue como hacer el aseo en la casa", contó con un relajo único.

¿Qué te dicen tus compañeros, tus amigos?, le preguntamos. Ahí toma aire y responde con esa chispa propia de la juventud: "Me dijeron que por qué me metí a esta huea (sic)". Matías acompañó a su madre al cerro Mariposas, pero por su condición de aspirante a bombero no pudo alejarse mucho del carro. Igualmente estuvo en el centro mismo del incendio. Más encima era recién su tercera salida como voluntario.

Marion, su orgullosa madre, cuenta que esa noche trabajaron con la 12a y la 9a compañías de Bomberos de Valparaíso. "El viento y la escasez de agua fue lo más complicado, porque a veces nos quedábamos sin agua y perdíamos lo avanzado. Lo ideal era tener una piscina, pero no había", dice la mujer, quien tiene una hija de 20 años, además de su hijo bombero. "Él siempre andaba por el cuartel acompañándome y decidió ser voluntario. Yo feliz de estar con él", relata la emocionada madre, antes de volver a salir a Valparaíso para seguir con sus labores.