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Poeta ayudó a porteña que dio a luz en medio de la emergencia

Sin embargo, la joven madre perdió su casa y debió entregar su bebé a una familia guardadora.
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Hace dos meses, Sara (nombre falso, la protagonista de esta historia pidió resguardar su identidad por seguridad) y sus dos hijas, de seis y nueve años, se fueron a vivir a una casa del cerro Merced. Ella trabajaba como mucama en un hotel y además hacía mermeladas para la venta. Armó con ilusión su nueva casa y hasta pidió un préstamo para comprar lo necesario para dejarla bonita.

Pero la madrugada del domingo debió evacuar. Se fue a la casa de una amiga en calle Las Heras y, al poco rato, sintió fuertes contracciones. Tenía 35 semanas de embarazo, todavía su hija no debía nacer. Pero en medio de la emergencia, empezó a sangrar y sentir más dolor.

"Le dije a mi amiga que mejor me iba al hospital y que ella se quedara con mis hijas. Me fui sola, como a las cuatro de la mañana. Iba caminando por Independencia y a la altura del Parque Italia me encontré con Palomo. ¡Quién se encuentra con alguien a esa hora! Él y su mamá me ayudaron, me llevaron al hospital", recuerda Sara, todavía internada en la maternidad del hospital Carlos van Buren.

Su bebé nació bien, pesó 2 kilos 300 gramos y debió permanecer unos días en incubadora, pero ya está en perfecto estado de salud. "Al principio en el hospital no creían que tenía 35 semanas, porque me salió muy poca guata. Y no llevaba ningún documento, porque se me quemó todo. Me hicieron una punción y ahí se dieron cuenta de que decía la verdad", relata.

dura decisión

Cuando salga del hospital, Sara y sus hijas se quedarán a vivir en la casa de su amiga, quien les cedió una habitación. Pero no llevará a su bebé con ella. "Vino la asistente social y decidí entregarla a una familia guardadora, porque no estoy en condiciones de tenerla ahora... Si no tengo nada, ¿cómo la voy a cuidar? Es un matrimonio que conocí cuando vivía en Viña y que se dedican a guardar niños hasta que sus familias puedan tenerlos. Igual yo la voy a ir a ver, si no la estoy dando en adopción", explica la mujer.

Lo que más preocupa a Sara es ponerse a trabajar pronto. "¿Qué más puedo hacer? No me puedo echar a morir ahora y esperar en la cama acostada que alguien me venga a ayudar. Yo sé que me las puedo arreglar, yo hago mermeladas y cremas para vender, con eso me puedo dar vuelta", agrega.

Como si todo lo que le ha pasado en los últimos días no fuera suficiente, Sara cuenta que no cuenta con el papá de su hija menor. "Hace dos meses él me lanzó escala abajo, lo tuve que denunciar en Carabineros y ahora estoy con protección. Él cambió completamente cuando quedé embarazada", confiesa.

Para colmo, el progenitor de sus hijas mayores también resultó damnificado. "Él vivía con su familia en el cerro El Litre y también perdió su casa. Entonces estamos complicados. Pero yo sé que saldremos adelante, soy una persona fuerte, tengo energía y además soy muy orgullosa. No me voy a echar a morir", asegura esta porteña.

El poeta Palomo Arriagada se cruzó en el camino de Sara. Esa madrugada, él andaba con su familia ayudando a los damnificados que bajaron al plan arrancando del fuego. Ambos siguen en contacto y él espera poder seguir ayudándola. "Ella fue una luz entre tanta oscuridad que un pueblo entero está viviendo en este momento, y es esa luz la que reflejaba hoy día y la que ahora ella necesita para que su hijita se recupere bien y para nuevamente salir adelante con sus tres hijas y reconstruir una vida digna nuevamente", dice el poeta.

"una luz entre tanta oscuridad"