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El raro síndrome de la mujer con olor a pescado

Trimetilaminuria se llama esta enfermedad, que le produce complejo de inferioridad.
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Ellie James tiene 44 años de edad y un grave complejo de inferioridad. Sucede que todos los días, después de darse una ducha, la señora James queda higiénicamente hedionda. De hecho, haga lo que haga, o sea cual sea el jabón que utilice, olerá mal porque Ellie James está enferma. Padece de trimetilaminuria, un trastorno que altera el aroma humano y que hace que la gente sea fétida sin querer.

Le llaman el síndrome del olor a pescado, aunque el olor que emanan estos enfermos no sea siempre a pescado. A veces huelen a basura. Otras veces huelen a aguas servidas. Y todo eso produce que los aquejados por la pestilencia también tengan que sufrir alteraciones en su personalidad.

"Mis compañeros de trabajo, sin saber mi afección, me empezaron a regalar perfumes y desodorantes", cuenta la afectada. Ellie James ha dicho que los entiende. Ellos ignoran que el olor que desprende, la estela de hediondez que deja al pasar grácilmente, se debe a un síndrome que casi no tiene cura.

La señora James, por lo tanto, ha debido luchar contra dos males: su propio olor ("el olor que emano es parecido al azufre o al amoníaco, pero todo depende de lo que comas") y, a la vez, contra la reacción de la sociedad. En ocasiones, cuando toma el metro, debe aguantar que los otros pasajeros la insulten y le recomienden bajarse en la siguiente estación. Ellie James también entiende a esos pasajeros: el olor que deja arruina cualquier trayecto.

La explicación científica de esta enfermedad se resume en que la señora James no tiene la enzima que descompone ciertos compuestos. Uno de ellos es la trimetilamina. Entonces esos compuestos quedan concentrado en el organismo y son liberados por la transpiración, la orina o el aliento. El resultado es un ser humano triste porque huele mal.

"En una oportunidad fui al médico y me trató mal: me dio lecciones de higiene", relata. Por suerte, tras vagar de médico en médico, al final su trastorno fue detectado. Y su vida cambió. "Sé que no tiene solución al corto plazo, pero ya saber la causa me ha tranquilizado". Y es así, con entereza, que Ellie James, la mujer que lamentablemente vive con olor a pescado, ha vuelto a tomar el control de su vida.