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El capitán Dalsasso apenas pudo contener sus lágrimas

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Golpeado, abatido, destrozado y con una sensación de angustia tremenda se retiró desde el Estadio CAP, el meta y capitán de los viñamarinos, Gustavo Dalsasso.

Haciendo esfuerzos para no quebrarse -y con los ojos llorosos- el golero, al igual que en diciembre del 2010, asumió de inmediato la misión retorno. "Hoy más que nunca me quiero quedar en Everton", fueron sus últimas y sentidas palabras, para luego despedirse con abrazos de sus amigos en Talcahuano.

Previo a subirse al bus que lo aguardaba, Dalsasso indicó que "es muy difícil asumir todo esto, ya que todas las expectativas, todos los años se van a... ustedes saben. Y por lo mismo, no queda más que ponerle el pecho y jugar en segunda. Yo también soy responsable del descenso, me hago cargo y ahora hay que asumir algo que es muy doloroso, ya que ya estuve un primer año en segunda y no es nada lindo, pero esto es responsabilidad de nosotros y lo tenemos que asumir".

-Gustavo, ¿qué es lo que más le duele al perder la categoría?

"Lo que más me duele en lo personal, es ver toda la confianza que me tenían a mi la gente, los hinchas... ellos confiaban en nosotros, nos apoyaron con todo y no poder haberles respondido a toda la familia evertoniana es lo que más me duele y me frustra. La verdad que va a ser muy difícil jugar en la B, pero desde ya tenemos que pensar en hacer lo imposible para retornar lo antes posible", culminó el golero.

Everton perdió la categoría en dramática definición en el CAP

Pese a sus esfuerzos, el plantel viñamarino no pudo vencer como visitante a Huachipato y por diferencia de goles, bajó por sexta vez en su historia a la Primera B.
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Con tristeza, rabia e impotencia se despidió Everton del fútbol grande, al igualar sin goles frente a Huachipato en el Estadio CAP y con ello, perder su categoría -por diferencia de goles- frente a Unión La Calera.

El sorpresivo empate conseguido por los cementeros en San Carlos de Apoquindo, obligaba a Everton a ganar... pero como en Iquique o ante la "U" en Santa Laura e incluso frente a Ñublense, la semana pasada, el cuadro viñamarino dejó escapar puntos que hoy se lamentan... y mucho, y muy especialmente por la fiel hinchada evertoniana que por largos minutos silenció con sus cánticos a los propios hinchas acereros.

Quizás por ello se entiende el llanto desconsolado del capitán Dalsasso tras el partido, la mirada perdida de Bahamondes, que no atinaba a devolverse al vestuario o el desconsuelo de la propia funcionaria de la Casa Oro y Cielo, Daniela García, quien se tomaba la cara y, sentada, no podía contener sus lágrimas en la tribuna oficial del estadio, justo detrás de la banca de Acosta. El presidente Juan Pablo Salgado, que a parte de ser un funcionario más del club, también es un hincha furibundo del Everton, tampoco aguantó la pena de un descenso que por desgracia... se veía venir.

Los errores -a todo nivel- fueron muchos, quizás demasiados, partiendo por la tardanza en los trabajos en Sausalito (que le impidieron a Everton, ejercer como corresponde su localía), pasando por la nefasta contratación de Omar Labruna y el pésimo ojo que se tuvo con los refuerzos extranjeros... en ambos campeonatos y en donde mucho apuntan al gerente técnico como el gran responsable.

Y es que con un plantel pobre en cuanto a variantes, era poco lo que se podía hacer, menos cuando un técnico avezado como Nelson Acosta, también extravía el rumbo enojándose con la prensa y cortando a jugadores como Emiliano Romero, que se morían de ganas de revertir el destino evertoniano.

NO ALCANZÓ

El punto obtenido por los viñamarinos en Talcahuano no sirvió de nada ya que la UC en San Carlos de Apoquindo, "no se la pudo" con Unión La Calera. Así y sumido en una tristeza inmensa, Everton tendrá que reinventarse, recobrar su humildad y retornar lo antes posible a Primera División, ya que por historia, plaza y por principalmente su gente y sus hinchas, no pueden seguir dándose el lujo de no estar entre los grandes.