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"Filou de Montpellier": un rincón de Francia en el Puerto

16 años cumple este restorán familiar, pionero del polo gastronómico del cerro Alegre.

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Para fines de los '90, el cerro Alegre de Valparaíso era bastante distintos de como luce hoy. Sus hermosas casonas patrimoniales estaban en pie, claro, pero el barrio mantenía su carácter mayormente residencial y en sus calles y esquinas subsistían antiguos negocios y almacenes. Y aunque el proyecto de conseguir la nominación de Patrimonio de la Humanidad ya comenzaba a tomar forma, nadie se atrevía aún a instalarse con nuevos negocios en el cerro.

En el corazón del barrio, la esquina de Almirante Montt y Urriola, además de casas, había por ese entonces un par de almacenes, una panadería, una botillería y hasta una peluquería. Ese fue el lugar que el matrimonio integrado por el francés Philippe Grandgeorge y la chilena Patricia Montenegro eligieron para instalar el "Filou de Montepellier", un pequeño restorán familiar, atendido por sus propios dueños, que sin proponérselo se convertiría en punta de lanza de toda la oferta gastronómica que, años después, se consolidaría en los cerros Alegre y Concepción.

Era 1998 y Phillipe y Patricia habían decidido dejar Francia, para instalarse en Chile. Aunque de familia chilena, Patricia Montenegro había vivido dos década en ese país, debido al trabajo de su padre, marino mercante. Allí conoció y se casó con Philippe Grandgeorge, chef francés, quien tras visitar Valparaíso, se enamoró de la ciudad y apoyó la idea de instalarse acá con un restorán.

"Al principio vendíamos comida chilena durante la semana y comida francesa sólo los fines de semana, nadie conocía la gastronomía francesa", cuenta hoy Patricia Montenegro, justo cuando el "Filou" se apresta a celebrar sus 16 años de vida, como un hito gastronómico del cerro Alegre y el único dedicado a la comida francesa en el sector.

El "Filou" ha experimentado cambios en estos 16 años: desde el espacio, que creció hacia la propiedad contigua, hasta la decoración, que hoy incluye hasta un grabado del famoso artista francés avecindado en el Puerto, Loro Coirón.

Lo que no cambia es el carácter netamente familiar del restorán: Patricia y Phillipe se hacen cargo de mantener y atender el negocio, mientras que la cocina está a cargo de Lorena Montenegro, hermana de la dueña y chef especialista en gastronomía francesa; y del chef francés Arthur Thelene.

A diferencia de 1998, cuando pocos sabían lo que era una sopa de cebolla o un crème brûlée, hoy toda la carta del "Filou de Montpellier" está dedicada a la comida típica francesa.

Los precios, explica Patricia Montenegro, son accesibles y para nada prohibitivos, como ocurre en otros restoranes del rubro (el menú diario vale $6.900 e incluye entrada, fondo y postre francés). "Queremos que la gente conozca la gastronomía francesa", recalca Patricia, una entusiasta de la comida de ese país. El boeuf bourguignon, un tradicional estofado hecho con carne marinada, tocino, cebolla y vino tinto, entre otros ingredientes, es uno de sus favoritos. "Todos los días", explica, "cambiamos la carta. Cada día hay platos diferentes en el menú, queremos que la gente vaya conociendo nuestros platos".

Con la celebración de los 16 años, el "Filou de Montpellier" incluirá nuevas preparaciones en su carta, como la raclette, un plato típico de la región de Haute-Savoi, ideal para compartir en la mesa, a base de queso fundido, papas, salame y otros ingredientes; la cassoulet, un guiso de carne y verduras propio del sur de Francia; y la blanquette, con pavo y vino blanco.

Todos platos ideales para el invierno, que cierran bien con una copa de vino y alguna de las tradicionales delicias francesas para el poste: parfait de chocolate, profiteroles o unas tradicionales crèpes.