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Gonzalo Ilabaca busca el Paraíso en el Puerto

Fotos: manuel lema o.

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Hace cuatro años que hay un rostro, una figura, que se le repite una y otra vez al pintor Gonzalo Ilabaca. Todo comenzó cuando dejó de pintar Valparaíso, para sumergirse en su imaginación. Le dio la espalda a la realidad y ahí estaba este ser, el que primero apareció en blanco y negro (como parte de la exposición gráfica 'El rastro de tu rostro') y luego tuvo color para protagonizar la muestra 'En ningún lugar, en ninguna parte'. Hoy vuelve a aparecer, otra vez en color, pero ahora Ilabaca ya sabe quién es: es un ángel. Un ser delgado, andrógino, de manos alargadas, de mirada profunda y nuevamente es protagonista de la obra de este destacado artista porteño.

La exposición se llama 'El retorno de un ángel' (así en singular, 'porque no es que hayamos vuelto al Paraíso', advierte) y este sábado se inaugura en la galería Bahía Utópica del cerro Alegre. Ahí Gonzalo Ilabaca presenta su propia versión de la Anunciación, fuertemente influenciada por la pintura bizantina, la que pudo conocer de cerca en un viaje reciente a Italia.

El cuadro se llama 'La península de los amantes', título que hace referencia a las reflexiones que en el último tiempo han mantenido ocupada su mente: los amantes, Eros y los ángeles. El camino de regreso al Paraíso.

'Desde que dejé de pintar Valparaíso, que fue en el año 2010, más o menos, me metí a pintar la imaginación. Y en el fondo pintar la imaginación es pintar lo que está dentro de uno', comenta Ilabaca.

Y no es que este ángel fuera su guardián -'esa parte no me interesa'- o alguien que se le apareciera en los sueños. Simplemente estaba ahí. 'Recién en esta tercera exposición me di cuenta de que esta figura es un ángel, un ángel que me visita. Cuando fui a Nápoles con el Thierry (su amigo Loro Coirón), vi mucha pintura antigua, de antes del Renacimiento. Y quedé súper impresionado con los bizantinos. Ahí vi el ángel que le anuncia a María que va a tener un hijo. Pero leí en otro lado que el ángel lo que hacía era fecundarla por el oído. Por lo tanto Jesucristo nunca fue un humano, sino que un Eón, parecía un humano pero no lo era. Por eso podía caminar por el agua. Entonces ahí hay una imagen poética muy bonita', reflexiona.

Gonzalo quiere reivindicar al ángel. 'La historia de Occidente comienza con María y se olvidan del ángel. Pero para mí es súper importante porque es el único testigo del Paraíso perdido. Con la llegada de Jesucristo, los mártires y los santos, se olvida de lo más importante, que nosotros veníamos de un Paraíso. Cuando se habla de Adán y Eva se habla de nuestros padres, pero antes de serlo fueron amantes. En los amantes está nuestro verdadero origen, venimos de los amantes y los ángeles son los últimos testigos. Todo lo que vino después ocurre para que se reencuentren estos amantes. Eso significa que Eros es la energía que mueve al mundo. En estos cuadros yo trato buscar esa huella que dejan los ángeles para volver a ellos. Y si volvemos a ellos podemos encontrar el Paraíso', dice Ilabaca.

-Hay un par de cuadros que se llaman 'El retorno de un ángel', que efectivamente tienen alas, pero después no es necesario ponérselas. Además no todos son ángeles. Hay cuadros que son un estudio del otro. En un cuadro aparece una niñita, que es el más triste de todos, y se llama 'Los niños del Sename', que representa a estos cabros que son súper abusados y están mal protegidos por el país. Ellos también entran en la categoría de los ángeles.

-Era necesario. Pinté viajes, pinté modelos, hice retratos de gente, pinté Valparaíso... Toda esa realidad me gustó pero me empezó a cansar, porque era estar amarrado a una realidad. Será una cuestión de la edad, no sé, que me dieron ganas de cambiar.

-Me tiene contento, llegar a descubrir, a través de la pintura, que los amantes es lo más importante, es un gran descubrimiento. Saber que a través del arte uno puede llegar a conclusiones tan importantes. Que sean los amantes el viaje más importante del ser humano quiere decir que el ser humano, para desarrollarse, necesita al otro. Un héroe puede inmolarse por la Patria pero está solo, es un tipo generoso; en cambio, el amante necesita del otro, tienen un destino compartido. Es mucho más bonito que resucitar al lado del padre, como lo dice la religión católica. Para que seas tú necesitas una pareja.

-Cuesta encontrarlos y eso pasa porque la sociedad los ha dejado un poco de lado, por lo menos la occidental. Por ejemplo, a Adán y Eva no los vemos jamás como los grandes amantes y lo eran. Están Tristán e Isolda, Romeo y Julieta... Me gustaría buscar cuáles son los grandes amantes que hay en la sociedad. Pero en la historia de Chile, ¿cuáles son los grandes amantes?

-Todavía es muy prematuro decirlo. Lo que pasa es que no es de un gusto general. Porque en el fondo la gente quiere sentirse identificada con lo que ve. Si yo pinto un cuadro del Roland Bar y fuiste estudiante acá e ibas a ese bar, te sientes parte de él. La de ahora es una pintura que va contra la corriente, no reivindica el lugar que todos conocimos, sino que es algo más personal. Además estos ángeles son medio manieristas, amariconados, es una estética más dulce y hoy vivimos en una sociedad competitiva y venir a hablar de un ángel es medio nada que ver. Y pintarlo también. Yo estoy en un camino que es personal y no va con la moda. No va a ser grito y plata.

A pesar de que ahora no está pintando Valparaíso, Gonzalo Ilabaca tiene un estrecho vínculo con la ciudad. Y cuando recuerda el mega incendio del 12 de abril, no deja de sentir un poco de rabia.

Y no entiende cómo muchos insisten en decir que se trata del 'incendio más grande de la historia de Valparaíso', cuando lo cierto es que no hay registros de una tragedia igual en el mundo.

'A nadie, en ningún país, se le queman tres mil casas', enfatiza.

Tras el incendio, pintó el cuadro 'Levántate Valparaíso', el que todavía está en su poder, esperando una ubicación buena para que tenga un lugar destacado. 'Se incendió Valparaíso y yo pinté ese cuadro como una forma no de apoyo, sino como una manera de espantar los demonios, esta pesadilla. Todavía no sé lo que voy a hacer con ella', advierte.

-He pensado mucho en Valparaíso después de este desastre, porqué pasan estas cosas y he llegado a conclusiones que son medio terribles. Creo que en Valparaíso hay cultura, pero no educación, que no son lo mismo. Acá hay cultura de cerro, el porteño vive en promiscuidad, porque la geografía también lo es. Entonces vive aclanado, amontonado. Eso tiene cosas positivas y negativas. Es positivo porque tienes arraigo familiar. Eso también influye en que el porteño sea comerciante. Pero no tiene educación y yo no me había dado cuenta. A modo de ejemplo, cuando los españoles llegaron a América se encontraron con los aztecas y los mapuches. Los primeros quisieron ser conquistados y los segundos no, dieron la pelea. Y a mí me da la impresión que el porteño no quiere ser educado. La familia pesa más que la escuela, es más potente esa enseñanza. El incendio es pura falta de educación, los perros vagos son pura falta de educación, la basura es pura falta de educación.

Y por esa misma falta de educación es que Ilabaca dice que tras el incendio no va a pasar nada en la ciudad, que todo seguirá igual. 'Se quemaron tres mil casas y no hemos aprendido nada. Sólo se están aplicando soluciones parche. Todos esperaban un gesto mayor de la presidenta Michelle Bachelet en su mensaje, pero no dijo nada. Algo referente a una ley de puertos', menciona el pintor.

Pero nada de eso pasó: 'Las autoridades no entienden que Valparaíso es la única ciudad patrimonial de Chile, que es única y por lo tanto debe tener un tratamiento especial'.

Y mientras eso no ocurra, habrá que esperar que lleguen más ángeles y que el Paraíso se instale en el Puerto, otra vez. J