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Al Gato Silva le prenden velas en su natal Quillota

NELSON VERGARA

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l A la casa del Gato Silva, en la Villa Horizonte, en el sector sur de Quillota, llegaron María, Moisés, Mateo, Isidora y la pequeña Trinidad, hija del crack que la rompió anteayer contra España, con la número 5 en la espalda.

María, la madre del futbolista, iba de vez en cuando a la cocina. Se repartía el tiempo entre ver la pantalla y vigilar la vela que tenía encendida, justo frente a la imagen de la virgen de Lourdes. Con emoción, rezaba en compañía de su sobrina y recordaba lo especial de esa imagen. 'Francisco nació el día que se celebra la Virgen de Lourdes, por eso que cada vez que hay partido encendemos una vela, y todos los días estamos junto a esa imagen rezando', contó la mujer.

Trinidad, en tanto, miraba la pantalla con tranquilidad. Con cuatro años de vida, la hija de Francisco Silva sabe perfectamente el rol que cumple su padre en la cancha, y que su trabajo puede hacer felices a millones de chilenos.

Contenido a veces, nervioso casi siempre, y emocionado como no queriendo compartirlo con el resto, el padre de Francisco, Moisés, no se despegó de la televisión.

Así llegaron los goles, cundieron los gritos, los abrazos y con el pitazo final, la emoción. Moisés, el que acercó a Francisco al fútbol se fue al baño, tal vez a llorar en soledad la emoción, el resto de la familia salió a la calle y Trinidad, comandó la celebración.

Sus inicios en el fútbol, recuerdan, no fueron fáciles. Duros pasos por Ovalle y Osorno antecedieron a Universidad Católica, donde debutó en un amistoso en el que incluso estuvo Maradona.

La consolidación llegó con su traspaso al fútbol español, precisamente al Osasuna de Pamplona, hasta donde llegó empujado por uno de sus grandes guías, el hoy técnico Marco Antonio Figueroa. J