Martín: '¡Puta, me quiero comer un asado al palo!'
lev
l Martín Vargas hoy cumple, exactamente, 60 días hospitalizado. Y, hace una semana, empezó a circular un rumor trágico: la salud del ex púgil está empeorando, dijo una persona del mundo del boxeo. Se nos está yendo, anunció otro. Lo llevarán a su casa para que el último suspiro sea en paz, lanzó un tercero. Sin demora nos comunicamos con Martín Adolfo Vargas, el hijo. Su primera frase generó un alivio: 'Papá está mejor'.
-Estuvo muy mal. Muy mal. Pero nunca estuvo en riesgo vital. Sicológicamente estuvo pésimo- declaró Martín Adolfo.
Desde el 5 de mayo ha debido ser intervenido en tres ocasiones. Le extraen líquido, Martín da indicios de recuperación y luego decae. Hay días en que está conversador, otros días en que está devastado. Un día le encontraron una infección dentro de la cabeza y decidieron tratarlo con antibióticos. Desde entonces Martín, dice Martín Junior, ha renacido. Hace unos días, por ejemplo, pegó un alarido.
-¡Puta, me quiero comer un asado al palo!
Martín Adolfo reconoce que el ídolo habla lento y ha perdido memoria. Hubo un momento en que no sabía dónde vivía y tampoco lo que hacía tendido en un hospital. Eso se está superando. La familia contempla que, en unas semanas, si el tratamiento sigue progresando, Martín volverá a su casa. Entonces lo internarán en una clínica neurológica para recuperar de forma completa su mente.
LA T
Ha recibido el saludo de Natalia Riffo, la ministra del deporte. Le han ofrecido ayuda. Pero lo medular del apoyo lo ha entregado únicamente la familia. Martín Adolfo siente que su padre está cerca de recuperarse. Dice que el mito se está poniendo de pie y, semanas atrás, en un instante de conciencia, el ex boxeador le dijo que quería boxear. En otra ocasión le instalaron un televisor en la pieza y Martín se puso a mirar el Mundial. El último partido de Chile lo vio en silencio, rodeado de familiares preocupados. Martín parecía agónico, pero al finalizar el encuentro, emergiendo desde la inconsciencia, lanzó otro grito:
-¡Puta que tenemos mala cueva!- y luego se durmió. J