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El negocio tras las aletas de tiburón

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Durante el último tiempo, varios países del mundo han optado por prohibir el comercio de aletas de tiburón, en rechazo al 'finning', práctica que consiste en desprender al escualo de su aleta superior y devolverlo mutilado al mar.

Nueva York y California, en Estados Unidos, vetaron el año pasado el 'aleteo' y en China, la sopa hecha a base de este ingrediente fue prohibida por ser considerada ostentosa. De hecho, un platillo de este tipo puede llegar a costar unos $100.000.

En Chile, el 'aleteo' es ilegal, pero organizaciones ecologistas argumentan que la fiscalización es deficiente y, por ende, se practica.

En internet circulan varios avisos de venta de este producto. Cristián -quien prefiere omitir su verdadero nombre- es pescador y comerciante de aletas de tiburón. Asegura que la mayoría de sus compradores son negociantes que luego las exportan a países asiáticos o dueños de restoranes de lujo.

Sobre el valor que tiene este trozo triangular de carne de tiburón, Cristián explica que, dependiendo del tamaño y la especie, el kilo se vende a distintos precios, pero los valores sobrepasan los 45 dólares por kilo.

'Aquí si tienes los papeles necesarios no te hacen problema por comerciar aletas, pero en el último tiempo algunos clientes me compran como asustados, porque piensan que los pueden tomar presos', relata.

El Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) ha establecido un procedimiento para fiscalizar las embarcaciones artesanales e industriales, en busca de evidencias de 'aleteo'.

Acuden inspectores que, al momento del desembarque de las naves, corroboran que los tiburones vengan con todas sus partes. Así lo explica Soledad Tapia Almonacid, subdirectora de Pesquerías del servicio, quien señala que 'la ley establece que, en caso de sorprender aletas sin el cuerpo, se presume finning y las sanciones van de 50 a 500 UTM (de dos a $21 millones)'. Si hay reincidencia se van duplicando las sanciones.

Sin embargo, en el último tiempo han detectado infracciones en las regiones de Antofagasta, Coquimbo y Biobío y ya han presentado nueve causas que están en tramitación, a la espera de la sanción de los tribunales respectivos.

El veterinario Juan Carlos Cárdenas, director de Ecoceanos, manifiesta que el valor de este producto puede llegar a los mil dólares el kilo para el comprador final, lo que incentiva los pescadores a la captura.

El valor de las aletas es tan alto que a veces el resto del ejemplar se utiliza sólo para demostrar que no hubo aleteo, lo que según el profesional es absurdo, ya que esta especie debería estar en moratoria, pues se considera que al año, en el mundo, se pescan cerca de 100 millones de estos enormes peces.

'Ellos tienen una labor crucial en el ecosistema. Retiran los ejemplares más débiles o enfermos, es decir, regulan la población', explica el profesional.

Cárdenas agrega que 'los controles son deficientes', ya que el servicio no da abasto para fiscalizar todas las embarcaciones.

Según el Sernapesca, esta situación podría mejorar a partir de septiembre, ya que las embarcaciones industriales deberán instalar cámaras para registrar sus procedimientos, situación a la que también se someterán las naves artesanales mayores a 15 metros de eslora (largo desde la proa hasta la popa) a partir de 2017.

Miguel Ángel Hernández, pescador y presidente de la federación 'Nuevo Amanecer', de la V Región, explica que esta situación se da en todo el país, pero que muchos prefieren dedicarse a la albacora.

'La venta y captura de tiburón se da en todo el país, pero en San Antonio generalmente la fauna acompañante es la albacora. Antes no había ningún control respecto a las aletas de tiburón, porque como este pez es poco comercial, se les sacaba las aletas, se botaba el cuerpo al mar y se perdía. Entonces se decretó la ley del aleteo, que consiste en que el tiburón, para sacarle las aletas, tiene que llegar completo a su desembarque. Ahora es mínimo el desembarque porque las lanchas albacoreras que traen este recurso no tienen tanta capacidad de bodega, entonces ante una especie como el tiburón, que vale un tercio de lo que vale una albacora, lógicamente que las bodegas de estas embarcaciones prefieren el recurso objetivo de la albacora, porque tiene mejor precio', explica Hernández.

No obstante, al menos en San Antonio llegan hartos tiburones a tierra, pues los pescadores tratan de ajustarse a la ley.

'En San Antonio se desembarca harto, hay una flota importante que captura parte de estos peces y los traen a la zona de desembarque. En estas zonas sí hay tiburones y se desembarca una importante cantidad de todo tipo, como la tintorera, el mako, el tigre y el azulejo que le llamamos nosotros', apunta el pescador.

Respecto a la práctica de las aletas, el hombre reconoce que lamentablemente eso sigue pasando. 'Igual existen cosas ilegales, porque la fiscalización es muy precaria en Chile, por lo tanto claro que traen sacos de aletas por debajo de la cuerda y de alguna manera blanquean ese recurso. La ley dice que tienen que traer el cuerpo, pero eso se cumple a lo chileno, hasta por ahí no más', consigna el dirigente.

Respecto a los precios, Miguel Hernández indica que 'hasta ahora, el cuerpo sin aletas vale $400 el kilo, mientras que las aletas fluctúan entre los $25 mil y $30 mil el kilo. Hay distintos precios porque se comercializa seca y también mojada'. J